
O de un paté con sabor de aúpa.

O de un paté con sabor de aúpa.

O de comer con las manos.

¡Puro despelote!

O de unos quesazos andaluces de dar la vuelta al ruedo.

O de unos molletes que no podrán dejar de comerlos.

O de un aceite que nos pone cantidubi.

O de unos bizcochos con los que se caerán de espaldas.
