¡Puro despelote!
Mezcla desenfada, tope cañera y chic del bistró de toda la vida.
Es de sobra sabido que el cocinero Dani García es un chef de tomo y lomo, así que hace bien poco se embarcó en esa ardua tarea de hacer las Américas, como Marco y su mono Amedio. La aventura no salió redonda, tal y como él hubiera deseado, ¡cosas de la vida!, así que nuestro protagonista, que es un chaval espabilado donde los haya, aprendió de la experiencia y se trajo desde la Gran Manzana y de todas las vivencias de estos años, el buche lleno de sabor, color y todo ese equipaje pegado en las cartucheras, pues de todos es sabido que viajar descongestiona la tontería que no veas, y cuando uno monta en aeroplano, baja reventando la caldera.
El cocinero marbellí está hecho un puro lobo de mar, con el tanque de gasoil hasta los topes, así que hace ya meses pegó el cambiazo del mítico Calima a un restorán de máximo nivel que lleva su nombre, “Dani García”, en el corazón mismo del Hotel Puente Romano marbellí. A muy pocos metros, bien pegado, puso en marcha un tasco llamado “Bibo”, que es mezcla desenfadada, tope cañera y chic del bistró de toda la vida, un cóctel deportivo de eso que los anglosajones llaman “oyster-bar” y “steak-house”, un totum revolutum en el que conviven desde tapas y fritura andaluza hasta productos asados a la brasa, pizzas, encurtidos o charcutería, todo aliñado con un gusto del copón de la baraja, ¡qué nivel Maribel!
Bibo es un lugar pensado para toda la familia, en el que no existe la pompa sobredimensionada, comes al ritmo que te da la gana, y el rey de la experiencia es uno mismo, ni más ni menos, sin chorradas ¡fíjense qué lujo! Los jardines del hotel –se puede comer tanto dentro, con la cocina vista, como fuera-, son exuberantes patios andaluces con distintas terrazas y actuaciones musicales en directo, de hermosura y confort fetén y la decoración del chiringo de Dani, proyectado por el interiorista Juan Carlos Rodríguez, ha hecho blanco total en la diana, pues es una agradable mezcla rústica, moderna, vintage y andalusí bien molona, no hay detalle que se les haya escapado de las manos y uno allí se siente el mismísimo pachá de Kapurtala.
A este garito hay que ir con apetito y dispuesto a despelotarse bien a gusto. Entre otras cosas, proponen un surtido de ibéricos con guarniciones que se te va la pinza, jamón, chorizo, fuet, paté embuchado, chicharrón de Cádiz, secallona o salchichón para alternar con rabanitos, alcaparrones y mostaza en grano, además de engordantes tablas de quesos con guarniciones que harían babear hasta al mismísimo San Juan de la Cruz.
Hinquen el diente a las ostras “Gillardeau” naturales o con diferentes aliños que son puro manjar: con gazpacho verde y jengibre, un salpicón especiado de manzana verde, ajoblanco cítrico de yuzu y con perlas de vinagre y chalotas, ¡ohlalá!
La vieira cítrica, soasada con naranja, limón y jalapeño es una bomba de neutrones y las gambas blancas templadas y bañadas en aceite de oliva y sésamo, con chips de ajo y mahonesa para untarse el bigote, viciosas hasta decir basta.
No faltan nunca en carta el atómico tataki de atún de Almadabra, un tiradito de lubina fetén o el omnipresente ceviche del demonio, ésta vez resuelto con mucho salero pues además de cebolla morada y la imbebible leche de tigre que Dani convierte en apetecible, lo acompañan con lima, sandía y maíz.
De las tapas no se pierdan ni locos el brioche de rabo de toro o el de panceta, éste último es bollo cocido al vapor relleno de panceta ibérica confitada, con pepino y hierbabuena que se te va la pinza.
Hay raciones a tutiplén y tienen un horno de leña en el que asan desde lechazos o cochinillos, perfectos de punto por cierto, hasta pizzas orgásmicas de masa finísima con todo tipo de golosinas, a cada cual más apetecible.
Los pescados y mariscos van en la misma onda que atrapa, merecen mucho la pena el carabinero a la parrilla con aceite de albahaca, oporto y naranja, el T-Bone de atún asado a la parrilla o un taco precioso de parpatana o papada de atún de Barbate, que es la parte que bajo el morro rodea el cuello del bicho, en un corte único que se caga la culebra pitón.
Hay una nutrida variedad de carnes hechas a la brasa de encina, desde entrecotes hasta chuletas, pluma de cerdo ibérico o salchichas por mencionar algunas golosinas, y los postres que llegan la mayoría de la pastelería Daza de Málaga, regentada por una ex pastelera de Tragabuches y discípula de Paco Torreblanca, son tope pecaminosos, mordisqueen la tarta de limón merengada o el arroz con leche y alucinarán en cinemascope.
No hay duda, este lugar es cueva de Ali Baba y los cuarenta maricones, hermoso antro de vicio y perversión pilotado por Dani García, que es tipo la mar de viajado, leído y comido y su cocina, por ello, luminosa y feliz como pocas. Que así sea por muchos años y que le luzca la melena al muchacho.
Bibo (Andalusian Brasserie & Tapas)
Bulevar Príncipe Alfonso Hohenlohe, s/n (Hotel Puente Romano)
29.602 Marbella
Teléfono: 951 607011
Web: http://www.bibodanigarcia.com/
Email: infobibo@dgarcia.es
COCINA Nivelón
AMBIENTE Lujo
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja/ En familia
PRECIO 50-90 €
