Le Vieux Donjon Châteauneuf du Pape

Lo mejor de un hotelazo es echar mano al teléfono de la mesilla y marcar el cero o el nueve para pedir a la recepción que suban a la uno-cero-dos mucho embutido, queso pestilente, pan y vino bueno.

Cenar descalzo y en calzones no tiene rival y es un flipe meterte de un salto a la cama después de chuparte dos botellas de este virguero Côtes-du-Rhône francés. “Aloló” y mañana será otro día que amanecerá con tostadas, café y zumo de naranja.

Si necesitan más datos técnicos sobre retrogustos y matices nasales, investiguen en internet o en algún portal de sabiondillos del vino, llenos de pitilinadas, puntuaciones y sesudas consideraciones. De nada.

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