El amigo Ipe es un sevillista buena gente, zampón y artista de la pista que solo se reconoce en esa gastronomía de fuste en la que comer bien consiste en acabar con problemas respiratorios en el vientre y listo.
Tiene una pandilla de tripones entre los que destaca el colega Isidro, un artista de la pista manipulando hígados de pato y haciendo terrinas que se ha puesto a elaborar patés y demás untes grasos con duende.
Cuando el tipo anda de copas, los cabrones de los colegas le llaman “Ghorgue”, así que ahí tienen a un sevillano elaborando conservas de nombre escandinavo, ¡a mamarla a Parla! Me gusta un huevo su paté de hígado de pollo porque es adictivo y desliza sobre el pan como la crema, elaborado con higadillos y pechuga de pollo, manteca de cerdo, vino, sal y pimienta.
Déjense de aguacate, humus y rúcula en el bocata o la tostada y atícenle al paté guarro como está mandado que nos quedan dos telediarios y ya llegan los misiles.