Va Bene

La Disco Burger que no tiene rival

Hace años nos advirtieron de la llegada de los jinetes del apocalipsis por las faldas del monte Urgull y la verdad es que muchos seguimos con la misma cara de bobos, cocinando y ganándonos el pan honradamente como si tal cosa. Todavía recuerdo aquellos tiempos tontísimos en los que algunos donostiarras se creían galos irreductibles, al más puro estilo de los cómics de Uderzo y Goscinny, ¡por Tutatis! Tiren de hemeroteca y repasen las bobadas que se escribían ante la inminente llegada del feroz Ronaldo McDonald o del vecino Burger King, símbolos de la colonización alimentaria que no iban a durar dos telediarios porque aquí somos de marmitako artesano, talo con chorizo orgánico, banderilla genuina de palillo mondadientes, bocata de tortilla de patata del Juantxo y kokotxas en salsa verde, ¡viva Arzallus y su erre hache negativo!

Nos debieron de pillar sembrando a tresbolillo o cambiando el agua al canario porque en aquellos barros de reformas faraónicas perdimos, entre otras cosas, nuestros reputadísimos mercados de abastos, que se fueron al garete y para siempre. Es una lástima que después de tantos años nuestro sector primario siga hecho trizas y ese desánimo se refleje en el músculo de los pocos puestos que aún quedan vivos en La Brecha, que madrugan y se baten el cobre acondicionando sus vitrinas expositoras para que nos luzca la cesta a los que compramos jamón cocido, hueso de rodilla, legumbres, fruta de temporada y bacalao remojado y desalado para freír con abundante cebolla, ajos y pimientos verdes. Quizás sea lo que merezcamos, reflejo de estos tiempos raros que son herencia de aquellas barbaridades urbanísticas que nos dejaron los mercados hechos un asco. Fuimos vascos indestructibles que nos fotografiamos junto a puestos de relumbrón, un pueblo bastión de viejas costumbres ligadas al pilpil venido a menos. Eso sí, a campeones del mundo de la resiliencia chorra e innovación gastronómica no nos superan ni en la cafetería de la NASA de cabo Cañaveral.

El otro día la dije a la buenaza de Cristina Jolonch que lo mío en estos papeles del periódico es la “crónica protesta” y aquí me tienen, echando sapos y culebras por la boca como un jubilado desdentado para escribirles del Disco Burger Va Bene, una institución donostiarra que debería premiarse por salvaguardar como pocos la identidad local, así de clarinete. Están a escasos metros del McDonalds y les suda el nabo con todos sus grelos, conviviendo prodigiosamente y sin inmutarse con los que hacen cola a escasos metros para papearse un McFlurry. Se descojonan ofreciendo al respetable una carta numerada que todo pichichi local y forastero se sabe de memoria, a pies juntillas. Mi amigo Fernando es un chiflado de la “ocho” y le pone muy palote que su hamburguesa favorita lleve cebolla deliciosamente frita con mucho queso, beicon torrado y un huevo en lo alto que revienta para que el mordisco le pringue la barbilla de yema. A veces se hace el tonto, la pide doble de carne y acaba tenso porque no es capaz de zampársela a mano y nada da más rabia que comerla con tenedor y cuchillo.

Julián y Txokolo son de pijama, bata, tortilla de patata y gin-tonic para cenar en casa, pero de pascuas a ramos bajan y se calzan una “seis” o esa maravilla con el dorsal número “once”, unas vegetales “disfrazadas” que tienen muchos acólitos porque las salsas mahonesa y americana son de otro planeta y riegan a chorro limpio la lechuga, los pepinillos encurtidos y los huevos revueltos. Mi pobre Eli es una demente de la “veintiséis”, que es una joya que lo mismo vuelve tarumba a un futbolista del Manchester City que a un antropólogo de Atapuerca, a un programador cultural del MOMA o al conductor del coche escoba del Giro de Italia, pues es un pedazo de sándwich de pan de molde tostado que esconde pechuga de pollo con lechuga, tomates y cebolletas, jamón, queso guarro, beicon refrito, huevo con su puntilla y una peluca generosa de mahonesa. Si yo fuera alcalde, le daba el Tambor de Oro a los del Va Bene, ¡Eneko Goia, pónganse las pilas! Podríamos seguir con el listado de disparates, pechuga con beicon y revuelto de champiñones, lomo con queso, perrito caliente con cebolla desbordante o todos esos ingredientes sencillos, siempre clavados y en su punto, sin gilipolleces. Es la hamburguesería sideral que mola sin igual a todas las “pes” del espectro social: pasotas, pijos, panolis, pringados, pobres, pedorros, pilinguis, periodistas, pantuflos, políticos, pastosos y pendones. Disfruten que nos quedan dos telediarios. Y vacúnense, ¡redios!

 Va Bene
Boulevard 14 – San Sebastián
T. 943 422 416
@vabenediscoburguer

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Burger
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja / En Familia
PRECIO ***/*****

1 comentario en “Va Bene

  1. Alexander

    Con todas las hamburguesas buenas que hay en la ciudad parecidas de precio estas se han quedado obsoletas, patatas aceitosas y secas a la vez, pan de Bimbo del guarro, siempre bastante chulería en barra y la carne de la hamburguesa bastante disfrazada de potenciadores de sabor, hay muchas que les dan 1000 vueltas,mAla gisona,desy,beers etc etc. no se porque te metes tanto con las tonterías de la cocina si tú mismo tienes negocio de ese tipo, eres más falso que Judas

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