Los Trías son una estirpe catalana que lleva el “galletismo” en vena, pues se dedican desde el mismísimo siglo diecinueve al negocio del confite y la pastelería, viendo desfilar carros, tanquetas y carretas ante su puerta.
Fueron prosperando de a pocos y adaptaron su negocio a los tiempos que les tocó en suerte vivir, acomodando la tecnología y el entusiasmo en cada rincón de su establecimiento para despachar artículos de pastelería y sus populares y famosas “teules” que aún hoy elaboran y rellenan delicadamente.
Soy más viejo que la leche en bolsa porque aún recuerdo las latas de hojalata de galletas Trías que traía el matrimonio Carles Tolrà desde Cabrils, en la provincia de Barcelona.
Cambiaron los tiempos, las formas y los envoltorios, pero la chicha y el músculo se mantienen intactos porque esta especialidad de la firma catalana, embadurnada de fino chocolate, es fina, delicada y sabe a mesa camilla, a brasero, a película en blanco y negro y a bolsa de agua caliente.
Háganse un café “ristretto” y alternen tragos y pequeños tariscos a estas galletas y sentirán cerca a dios como Gaudí dibujando sus vidrieras.