Me salva que en esta red social desfilan ante ustedes todas las golosinas que me ponen palote y de toda suerte y condición, quiero decir que lo mismo lanzo caramelos guarros de cabalgata de Reyes Magos que zumo embotellado, bocadillos cerdos, hojaldrinas murcianas, embutidos de nombre impronunciable o patatas fritas de bolsa, aunque a veces les cuelgue repelentes niños “Vicente” como esta botella italiana que es una maravilla que en la copa se muestra esplendorosa como Sylvia Kristel despatarrada en su sillón “Emmanuelle”, ¡qué chorrazo!
Ya si eso el color pajizo y el carácter glicérico y la tipicidad del suelo y demás datos técnicos sobre retrogustos y matices nasales, los investigan en internet o en algún portal de sabiondillos del vino llenos de pitilinadas, puntuaciones y sesudas consideraciones. De nada.