Ginebra Alkkemist

 

Esta botella llegó a mis manos gracias a la generosidad del pistachero manchego Alfredo, que se presentó en mi cocina con sus frutos secos de excepción y me recomendó este trago de categoría manufacturado en Alicante.

A este mundo hemos venido a ayudarnos, decía mi padre, así que no queda otra que echar un capote a los amigos que se preocupan de alegrarnos los copazos. Es un trago supersónico de chúpame la punta, porque los tasqueros de pedigrí la reconocen dentro de la gama “Ultra Premium”, que suena a bólido de fórmula uno o a eslogan de la Unión y el Fénix Español, ¡viva Alfredo Landa!

En su composición olfatearán una treintena de botánicos naturales y así podrán poner cara de “hacerse el interesante” cuando la viertan sobre hielo y derramen el agua tónica burbujeante.

En resumidas cuentas, está muy buena, que es de lo que se trata. Cuézanse con cuidado y elegancia, que la resaca de garrafón es cosa mala.

Ya si eso el color pajizo y el carácter glicérico y la tipicidad del suelo y demás datos técnicos sobre retrogustos y matices nasales, los investigan en internet o en algún portal de sabiondillos del vino y los destilados llenos de pitilinadas, puntuaciones y sesudas consideraciones. De nada.

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