Le Volie de L’Oubli

No me hace nada de gracia ese fin de fiesta de rematar una jamada con un trago dulce en plan María Antonieta, pero tengo que reconocer que hay botellas tan bien hechas que te vuelven un moñas y terminan por modificar tus hábitos de camionero de estación guarra de servicio.

Este vino es gabacho y lo sacó de su chistera el gran Conde Laya, maestre extraterrestre de la santanderina Cigaleña y sabe a pico guarrísimo con lengua a una abeja reina.

En la etiqueta pone no se qué de azufre y de volcán, además del nombre del elaborador, un tal David Poutays, ¡aúpa tocayo!

Si necesitan más datos técnicos sobre retrogustos y matices nasales, investiguen en internet o en algún portal de sabiondillos del vino, llenos de pitilinadas, puntuaciones y sesudas consideraciones. De nada.

 

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