Don Giovanni

La mejor embajada comestible de Italia

Mister Tumbarello es un fenómeno galáctico con una sorprendente capacidad para hacerse notar y arrasar allá por donde pisa, como el gran Atila, dejando a su paso una legión de amigos rendidos a la fina estampa de un truchimán que se bebe la vida en vaso de litro con muchos hielos. Se mete el muy canalla en el bolsillo trufas blancas y negras del tamaño de un balón de reglamento y las despacha como el flautista de Hamelín, hipnotizando a ratas y ratones con anchas, gruesas y generosas láminas que deja caer sin orden ni concierto sobre pizzas, platos de pasta recién cocida, arroces guisados a la italiana, setas estofadas, polentas tostadas con mantequilla y bisteccas a la Fiorentina, ¡menudo pajarraco!

Su historia es la de un siciliano del mismísimo Marsala, localidad famosa por embotellar vinazos de alto copete, que harto de calzar traje y corbata y ganarse la vida en los despachos con papeleo y mandangueo de Dolce&Gabbana, aterrizó en España de vacaciones y terminó comprándose el restorán que tenía debajo de casa, una vieja trattoria oxidada que servía descafeinados platos de pasta con poquísima gracia. Llegó a un acuerdo con la propietaria, colgó los trastos de su viejo laburo de economista y se metió en cocina con apetito y las cuentas claras para levantar la mejor embajada comestible de Italia en la capital de España.

Genio, figura, inteligencia natural y ninguna intención de trascender ni de reinventar su oficio o la cocina italiana de raíz fueron y siguen siendo los mimbres que arman esta casa de comidas en la que todo pichichi se siente en su salsa. El local es un laberinto cómodo e infectado de esa vida que surge tras meterte entre pecho y espalda un plato de embutidos italianos, una lasaña gratinada o un pedazo de queso rematado por cualquiera de los grandes, medianos o minúsculos vinos que guarda la bodega. Allí se zampa a mandíbula batiente y se discute o te enamoras perdidamente o repites los platos que más te gustan, pues el bueno de Andrea es tasquero y atesora la capacidad de hacerle sentir bien al que franquea la puerta de su negocio.

No se movió de su sitio, ¡sin complejos!, mientras algunos listos se volvieron tarumbas con esa pueril necesidad de hacerse los interesantes, pues alguno aún no se enteró de que cocinar bien o a medias o incluso mal o muy mal, no te convierte por arte de birlibirloque en un filósofo presocrático y sí en un puto pelmazo insoportable. Pero como este mundo es diverso y en nuestro ecosistema tiene que haber animalitos para que fluya el universo, en casa de Tumbarello se visten por los pies y no pagan justos por pecadores, pues además de comerse estupendamente ofrecen una relación calidad precio verdaderamente inmejorable. Si quieren fumarse un pitillo u organizar un contubernio judeomasónico y necesitan pasar inadvertidos, podrán acomodarse en alguno de sus reservados o en esa estrecha y acristalada terraza exterior en la que se enciende un cigarro sin temor a morir lapidado.

Les dije al comienzo que un festín en este establecimiento debe arrancar con los clásicos antipasti de verduras o encurtidos, jamón de Parma, mortadela de Bolonia o un balde de burrata fresca aliñada con foccacia y pan de ajo para empujar. Presume la casa por la finura de sus pizzas recién hechas, que emplean pocos elementos bien seleccionados y encandilan a grandes y pequeños, pues no hay mejor pasatiempo que doblar y enrollar los hilos de queso de una porción rasgada con las manos. En una carta extensa e inabarcable, destaca la escalofriante variedad de pastas frescas guisadas y cocinadas al “pomodoro”, a la boloñesa, “puttanesca”, con salchichas y vino Barolo o con los rellenos más apetecibles, “tortelli” de bogavante, “panzerotti” con setas, “fagottini” de queso y pera, “ravioli” gigante de mozzarella y espinacas o la fabulosa pasta seca, que bajo la forma de grueso “spaguettoni” se sale del mapa cocinada al pesto o pringada de “guanciale” con yemas, mucha pimienta y queso “pecorino” en una impresionante carbonara que no pueden perderse, ¡buá-chaval!

 

Don Giovanni
Paseo Reina Cristina 23 (Posterior) – Madrid
T. 91 434 83 38
www.dongiovanni.es

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Trattoria italiana
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja / En familia / Negocios
PRECIO ****/*****

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