Salchichas Can Company

Me gustan hasta las salchichas malas malísimas y ningún producto ha sufrido tanto la humillación de los facinerosos como ese cilindro estrecho de carne fresca embuchada que sirve tanto para un roto como para un descosido.

De crío hubiera sido capaz de morderles la yugular a mis hermanos por choricearles esas salchichas gordísimas marca “Herta”, que mi madre compraba en un supermercado hendayés; nos las papeábamos fritas sobre una montaña de puré de patata de sobre arreglado con leche y mucha mantequilla, ¡madre mía!

Luego llegaron las del difunto carnicero Ignacio Gamborena, las de Martín y Nicolás de “Larrezabal” y unas confitadas en grasa manufacturadas por otro chiflado de remate, el gran José Arruabarrena.

Me vuelven tarumba encebolladas o en salsa de tomate, en bocadillo con mostaza o el clásico y marrano perrito caliente pringado de salsa kétchup hasta la banderola.

Las que hace el amigo Xesc Reina están sobresalientes, pues este astronauta catalán que oficia de pinchadiscos residente en Can Company, compañía mallorquina, emplea tripas naturales, magro de cerdo, condimentos naturales y un buen chute de pimentón “tap de cortí” para confeccionar unas salchichas cocidas estilo Frankfurt que te humedecen la bragueta, ¡soy poeta!

 

www.cancompany.es

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