Mole Rojo Almendrado

A los puristas se les salen los ojos de las órbitas en cuanto la lías parda añadiendo tomates a la salsa vizcaína, cebollas y chorizo picadito al sofrito de paella o si rellenas un “maki” japoneto con palitos de surimi, mahonesa y huevos cocidos.

Y qué quieren que les diga, cada día me salto más a la torera los dogmas y las restricciones mentales de no poder añadir salsa de soja a una porrusalda o esta salsa guarra y emocionantísima de mole rojo almendrado sobre unos jarreticos de cordero o por lo alto de una cabezada de cerdo, asada al horno con ajos y un buen golpetazo de tequila.

Parece ser que la receta originaria de este pringue genuino llega desde Puebla y es un chapapote delicioso que combina el dulzor del chocolate, las galletas y las especias con ese picante atronador de los chiles tostados.

Habitualmente lo diluyen en agua o caldo y se arrima a fuego manso para guisar carne, acompañar huevos o revueltos bravos para el desayuno o se emplea en platillos mejicanos como los tamales o las “enmoladas”, pero no se hagan pajas mentales si no dominan el recetario chicano y papéenselo con filetes rusos, en bocadillo o como aliño para enturbiar la vinagreta de la ensalada ilustrada, ¡viva Zapata!

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