En 1960 tembló la tierra en el muelle donostiarra y unos Reyes Magos venidos desde el oriente guipuzcoano aterrizaron en la calle General Echagüe para adorar a un recién nacido de nombre Martín y apellido Berasategui, hijo de carnicero y de cocinera de viejo bodegón.
De tal forma, este amontillado nació tocado por la misma gracia divina del trueno y del relámpago, gracias a la pericia de Antonio Botaina, primitivo propietario de un viñedo que suministraba la uva al legendario Pedro Domecq.
Es un trago seco que pide a gritos frutos secos tostados, almendras, avellanas o pistachos, rajas gruesas de hueva de pescado y algún tarro de paté picante de charcutero virguero, ¡viva Frank Sinatra!