Vinagre Albarro XP I

La casa del indiano se reconoce porque ante su fachada se levanta siempre una exótica palmera, símbolo inequívoco de prosperidad y loncha doblada de jamón ibérico en la cartera.

De tal forma, reconocerán al gallego porque a su vera ronda siempre una rama de laurel, que utilizan con enfermiza obsesión para aromatizar el agua de cocción del percebe, el pote de fabas de Lourenzá, las lentejas con cachucha y oreja o el café con leche, si se tercia.

A mi me gusta el marisco, ¡con champagne mucho mejor!, cantaban los Huajolotes y me vuelven cada vez más tarumba los vinagres de calidad que pueden beberse casi a gollete. Si van a Lugo y dan un voltio por su virguera oferta hostelera, comprobarán que los que saben lo que vale un peine se arriman a este elixir parido en la Ribeira Sacra que arrasa en los certámenes internacionales en los que se planta.

El amigo Lorenzo los aromatiza con ajo, hinojo, hierbaluisa y laurel, ¡nobleza obliga!, así que si lo pillan échenselo por la cabeza y entonen una sentida muñeira.

www.vinagresdoribeiro.gal

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