El Corral de la Morería

Tablao flamenco Michelin
Los Del Rey y David García cautivan cocinado y custodiando una bodega legendaria

Toda la vida eligiendo entre madre o padre o moderno o tradicional o teniendo que mostrar el carné de Villarriba o Villabajo para poder jugar a tabas o a pelota en el frontón y resulta que donde hay pelo hay alegría y del “tojunto” se obtienen siempre menestras de mucho cuidado, ¡viva el popurrí! Primero nos volvimos locos con las cintas “Basf”, grabando y reproduciendo todo lo que nos ponía palote con un magnetofón “Grundig”, pues a punto de alcanzar la mayoría de edad y cuando nos alcanzaban las perras, volábamos al desaparecido Centro Musical Irunés para tirarnos las horas barajando vinilos con todos los deditos de las manos, seleccionando discos con pegada. Ya lo dice bien claro nuestro Ángel Carmona de Radio 3, somos lo que escuchamos, y ya que estamos en faena, también lo que zampamos, aunque esto no sea de mi cosecha sino del gran teórico y esteta Jean Anthelme Brillat Savarin.

Me ponen palote los ZZ Top, Golden Gate Quartet, Tiny Grimes liándola pardísima con Roy Eldridge, Bowie, Sinatra, Basie, Medeski, Martin & Wood, la carismática Fitzgerald, “mofletes” Armstrong, los hermanos Marsalis soplando a Vivaldi, Gershwin o Ellington, la locomotora Mingus con su tono potente y sentido perforador del ritmo y todos los que son capaces de elevar su canto o su instrumento por encima del viento: Metheny, Baker, Gainsbourg, Monty Alexander, Paco de Lucía, Camarón, Coldplay, Rancapino, Al Di Meola, Mc Laughlin o Ravi Shankar. En estas crónicas del “Trece Rue del Percebe” nos gusta todo tipo de alpiste y no hacemos ascos a la limonada o a la atronadora absenta, al Borgoña, a las hamburguesas dobles con queso, a los pollos en salsa o al Armagnac con Coca-Cola y deseamos con el mismo ímpetu una bandeja de pichones asados que una lasaña gratinada, unas chuletillas de cordero o una lata de “Chatka” rusa cargada de salsa mahonesa untada en pan de molde sin corteza.

Ahora que nos ametrallan con tantas originalidades y se ponen de moda las cursiladas más insospechadas en los ambientes más exclusivos, es hora de seguir reivindicando al Corral de la Morería como el tablao flamenco más Michelin en el que podrán vivir una verdadera experiencia que corta el hipo sin necesidad de tecnología ni iridiscencias ni filosofadas baratas, pues es suficiente con caer rendido en una silla y alucinar en cinemascope con el espectáculo en vivo que se representa cada noche. Zapateando sobre el escenario estarán la escurridiza Macarena Ramírez, “El Yiyo” o Belén López, al cante Jonathan Reyes, “La Carbonera” y Miguel de la Tolea y al guitarreo y aporreando el cajón, José Luís Montón, Mario Montoya y Paco de Mode, ¡tela marinera!

Con este plantel de lujo es muy difícil para cocina y sala sobresalir y dejarse ver, ¡que quieren que les diga!, así que a los hermanos Del Rey y al vizcaíno David García no les quedó más remedio que desplegar sus armas, como pavos reales de la hostelería, cautivando al comensal que permanece boquiabierto en la mesa e hipnotizado por la evolución de los faldones, los lunares en el pecho y la raza con una cocina brava y un servicio y bodega extraordinarias, pues con el paso de los años y determinación armaron una colección de vinos legendarios de Jerez que pone la piel de pollo. David posee la mano de haberse forjado en grandísimas casas, pues lleva muchos años participando en el “Roland Garros” al que somete Madrid a todos sus chefs haciéndoles jugar partidos de dobles en durísimas canchas sin público, para ir punto a punto, arrimándose con la raqueta hasta esta pista central gobernada por Blanca Del Rey, la gran jefaza. Nada da más gusto que una propiedad bien engrasada y afín a los requerimientos de un equipo competitivo y motivado.

Así que los juegos de cartas que emplean para seducir consisten en una vitrina expositora de vinazos increíbles, muchísimos centenarios, viejas damas que poseen aún la fiereza y la donosura de las antiguas amas de guarda. Y una cocina conclusiva, sin alardes de tecnología ni florituras, que centra las jugadas como el fútbol inglés, mareando poco el balón, corriendo largo por la banda y chapoteando en cada charco. Chutan fuerte para meter gol con platazos inolvidables como la molleja de ternera almendrada con jugo de cebolla roja, los delicados tallarines de calamar picantes con caldo de chipirones, el escultural rodaballo asado en su punto con un jugo montado de sus espinas y confitura de limón, muy rebelde por saltarse a la torera el clásico refrito y las royales suaves y cuajadas de zurrukutuna o marmitako, ¡marca de la casa!

 El Corral de la Morería
Morería 17 – Madrid
T. 913 658 446

COCINA Sport elegante
AMBIENTE tablao rococó
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja / Negocios
PRECIO Alto / MEDIO / Bajo

 

 

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