Kalbaixo

Cocina campechana y sin chorradas
Cristina e Iñaki guisan y atienden echando mano a los recursos del entorno

Es un privilegio tener voz en este diario y poder darles la turrada a todos ustedes con toda suerte de historias referidas al tema que aquí se trata y que bajo el título de “ñampazampa” pone sobre papel muchas cuestiones que poco o nada tienen que ver con los asuntos de los restoranes que reseñamos semanalmente. Hoy les confirmo que los mercados de abastos están tocados de muerte y casi nadie va a la compra, pues los hábitos de vida cambiaron y estamos ocupados en otras tareas que nos entretienen lejos de las ollas, de los garbanzos remojados y, a fin de cuentas, de nuestro propio bienestar.

A los cocineros se nos llena la boca de palabrería adorando al gran becerro de oro del kilómetro cero y los productos de proximidad, posando en los suplementos dominicales con careto resabiado y aparentes cestos de verduras, mientras el sector primario se va literalmente al carajo, ¡menuda paradoja!, pues ya casi no hay flota, la legislación agropecuaria es hermética y ata de manos a los pocos currelas emprendedores que desean salirse de la estrechez de los grandes volúmenes y los pequeños márgenes. El tendero de toda la vida sigue madrugando y se las desea para adaptarse a los nuevos tiempos, pues a falta de bullicio y de carritos de la compra, recibe con alegría al turisteo que desea facturar en su equipaje los sobres de jamón, las botellas de vino, la merluza en lomos lista para rebozar o los cuartos de queso al vacío.

Exigimos responsabilidad a la administración pública en la gestión de nuestros recursos, porque es cierto que la poltrona atonta y en el despacho no se siente el desamparo de nuestros proveedores, pero no olviden que la solución está en la movilización personal y activa del cocinar productos frescos que nos obliga a salir a la compra y al encuentro de Mila o Nicolás o Jesús o Luisi o José o Pascuala o Martín o Dioni o esos aliados que algunos heredamos de nuestros padres y llevan toda la vida preocupados por nuestro propio bienestar a pie de puesto. Me irritan muchas cartas de pega que recurren al estereotipado recurso de lo bueno, local, natural y cercano que se proveen en los lineales de la distribución “chunguera” o de esos espectáculos circenses que se recrean en algunos mercados, “showcookings” y demás alborotos que matan mosquitos a cañonazos ante la impotente mirada de caseros, pescateros y carniceras que sudan la gota gorda para llevarse un sueldo a casa.

Por eso reconforta encontrar establecimientos humildes como el Kalbaixo de Mutriku, que amontona en un pequeño fogón frente al Cantábrico toda la riqueza de su entorno y la cocina para su amaestrada clientela. Cristina e Iñaki arrancaron su aventura en septiembre de 2017 procedentes del intrincado mundo de la hostelería y de la comida casera hecha a diario con sentido común y las dos manos. Es la vida que eligieron y así son felices, bandeando con enorme capacidad de trabajo y trato cercano con compañeros, clientes y vecinos. Ayudados en cocina por Ion, Espe, Marijose e Iñaki y con Raúl, Lou y Xuban en el comedor, completan un equipo listo para servir y atender lo mejor posible, creando un ambiente familiar en las celebraciones que se les confían.

Conocen el nombre y los dos apellidos de todos sus proveedores, que pasan a diario con el material y se toman con ellos un caldo o un pincho o un café, para charlar de los agobios comunes e incluso de las cosas buenas, pues con todos ellos han creado un lazo de unión en el que no solo cuenta la entrega de la mercancía pedida. Y así responden, pues si el sábado noche se prevé falta de pescado, avisan a Gotzon Izaguirre el pescatero y el domingo está arriba con el género de primera. Y lo mismo ocurre con el carnicero Manu Arrizabalaga, deshuesando, troceando o haciendo picadillo el ganado de los caseríos vecinos, pues si hace falta y aunque sea festivo sube las costillas o los filetes de cadera. Son de la familia Maricarmen y sus lechugas del caserio Ibiri, Agustín de Arbelaitz con sus tomates y pimientos, Anamari de Eizaguirre con patatas y cebollas, Itsasne la frutera de la plaza y todos los productos de temporada que cosechan ellos mismos en su huerta, vainas, puerros, cebollas, calabacines, calabazas o membrillos para el dulce que acompaña al queso de José de Goienetxe. Hasta el fino txakoli procede del barrio gracias a Nekane y su viña de Sagarmina o si prefieren sidra, la traen fresca y recién embotellada desde Hernani, chez Elorrabi. Y hasta de butanero presumen, ¡el gran Ramón!, nieve, granice o caigan chuzos de punta allí está con su camión puntual y fiel a la cita, pase lo que pase.

¿Sus especialidades? Sirven lo que tienen sin darse mucha importancia y con la única ayuda de cuatro pucheros, un par de sartenes y una plancha incandescente sobre la que acuestan rapes, rodaballos, bacalao y lo que a uno se le antoje, cogotes, besugos, cabras, carnes de ternera, chuletas de ración, solomillo, costillas, cordero o cochinillo asado. Antes, buenos fritos, sopa de pescado, kokotxas, almejas, ensaladas simples o compuestas, jamón ibérico extremeño de Zalamea de la Serena, gambas de Huelva y langostinos. Y para rematar el festín, como en las fotografías de los viejos convites, una variedad de postres preparados con ilusión y leche fresca, tarta de queso, tarta de cuajada y de naranja, tiramisú, bizcocho de chocolate, torrijas, flan, pantxineta, helados y sorbetes.

Kalbaixo
Laranga Auzoa – Mutriku
Tel. 943 60 32 56

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Tasca campestre
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja / En familia
PRECIO Alto – Medio – BAJO

1 comentario en “Kalbaixo

  1. Antón Miralles

    Hola David
    Hace menos de una semana dejé Bilbao para venir a vivir a un pueblo fantástico en el noroeste de Alicante, Biar, con castillo incluido. Sigo disfrutando de tus reseñas sobre esos lugares fantásticos que , entre otros, he conocido. Hace muy poco hablaste de Albóniga (Almiketxu), un baserri sobre Bermeo que estaba irreconocible, para bien, después de todos los veranos e inviernos en los que les visité. Sigo siendo fiel lector de tus crónicas que me hacen más feliz que al perro de Pavlov.No dejes de escribir NUNCA.
    Un abrazo inmenso.
    En Biar os espero. Tengo lugar donde alojaros.

    Antón Miralles

    P.D, En contacto con el depto de cultura del Ayto. Para lo que necesitéis.

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