Mi amigo Moncho es un tipo clásico en el más puro sentido del término porque echa chorrazo de vinagre de sidra a las pochas estofadas con chorizo, le vuelven loco las aceitunas Jolca de aperitivo guarnecidas con patatas al jamón, conduce un BMW familiar repanchingado, fuma estacas de puros habanos, es majete y casta hasta decir basta y bebe vinazos que son valor seguro para que los disfrute toda la mesa, sin sustos, sobresaltos ni mandangas.
Todos estamos hasta los huevos de que los sumilleres toreados hagan de nosotros un banco de pruebas, así que si quieren experimentos con gaseosa pídanse otra cosa, porque este Baigorri cocinado con Tempranillo posee la raza de los vinos paridos para comer con ellos, redondo, equilibrado, agradecido y generoso como una enorme tortilla de patatas con mucha cebolla.
