Como buen hijo de gallego, se me salen los ojos de las cuencas cuando me plantan un plato de pulpo recién cocido con sus patatas y su tiento de pimentón molido picantillo. Hace ya muchos años mi abuela me regañó por meterme los pedazos en la boca de tres en tres y desde entonces, alterno patata y trozo por si las moscas, pues aunque la pobrecica está tiesa, temo una acumulación de collejas cuando nos reencontremos en el espacio sideral.
La mejor forma de callarle la boca a un colega cocinero enamorado de la paprika es destaparle un tarro de pimentón español, que para cualquier chef es una especie de caja de Pandora, que en vez de truenos, ilumina los pucheros tela marinera con su reflejo iridiscente, ¡repelente niño Vicente!
De vez en cuando asoman esas latas con el preciado oro rojo en muchas emisiones de cocina extranjeras, y artistas de la pista como Jamie Oliver o Rick Stein, las exhiben orgullosos en sus estantes para salpicar con él verduras, estofados, ensaladas, vinagreta o lo que se les cruce por el camino.
Éste de El Sequero es cosa fina de veras, elaborado por la familia Gómez Núñez con variedades de pimientos de la misma Candeleda, que como comprobarán en un segundo, tienen nombre de cortijo cordobés, “bellotero”, “lerén”, “tres esquinas” y “agriduz”, ¡viva Maimónides!
Nuestros amigos son de la tierra de Santa Teresa, que tiene nombre de ron venezolano pero era mujer brava y fundadora de la orden de Carmelitas Descalzos, procesan los pimientos regados por las aguas cristalinas de la Sierra de Gredos, los secan y ahúman, los muelen y nos los meten en la alforja para que podamos gozar como cochinos ibéricos en una charca. Si no hubiera pimentón, viviríamos muchísimo peor.
Totalmente de acuerdo!! El pimentón es un básico en nuestra cocina. Su aroma me transporta a la niñez , cuando mi abuela lo añadía a un sofrito para “arreglar’ las legumbres o algún guiso
A nosotros nos encanta. Desde que lo probamos ya no volvimos a usar otro en casa.
Pero el pulpo sabe ahumado?