Pisto casero “Tierra palaciega”

Si andan acalorados por Triana o la Plaza de Santa Cruz sevillana y les sudan hasta la pestañas, pónganse al fresco camino de la sierra de Huelva o aún mejor, salgan pitando hacia Cáiz, Sanlúcar o el Puerto de Santa María por la carretera que cruza las tomateras de Los Palacios y Villafranca, ese pueblo del Bajo Guadalquivir en el que bordan el sopeao, la pachocha, el arroz con perdiz, el ajo meneao y graban sus elepés los legendarios “Chanclas”, ese grupazo musical liderado por Pepeíllo Begines que lleva una eternidad reventando verbenas y fiestas populares con su guaracha.

Este pisto que les presento lo guisa allí mismo la familia de Josemanuel con ingredientes de primera y ese coraje de darle valor añadido a tanto madrugón, lío y currelo a pie de mata, pues el tomate fresco lo pagan regulero y no les queda más remedio a las criaturas que liarse la manta para meterlo en un conserva de categoría.

De su sofrito de tomate ya dimos buena cuenta, ¡qué maravilla!, el muy cabrón sigue estando para ponerle un piso en la playa y con su concurso han alumbrado a su nuevo hijo putativo, de nombre “pisto”, apellidado “casero”, una preciosidad carnosa de cabellos dorados que lleva en su composición calabacines, berenjenas, cebollas, pimientos rojos y verdes, tomates y aceite de oliva virgen extra.

Se lo pueden comer a cucharadas o calentarlo y estrellarle un par de huevos, emplearlo para rematar una boloñesa o unas albóndigas o una carne guisada o aún mejor, tírenselo de gozo por la cabeza en los tendidos de la Maestranza cuando cuaje buena faena José María Manzanares.

www.tierrapalaciega.com

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