Legumbres “Despensa de lujo”

Pocas cosas se echan tanto de menos como los platos de legumbres bien guisadas cuando aprietan esas ganas de zampar de veras, con su chorizo, su tocino y su canesú. La falta del caldo achocolatado de unas lentejas bien trabadas o de unas judías pardas provoca monstruos, como aquel personaje de Goya reclinado y harto de pechuguitas, ceviches y alitas de pollo confitadas que soñaba con un paraíso multicolor de habas secas y garbanzos, rendido a las atractivas curvas de la sopera y la cuchara.

La tecnología bien empleada sirve para que la pescadería nos anuncie todos los días la oferta de su escaparate, o sin ir más lejos, para que el bueno de José, alma mater de la “despensa de lujo”, nos anuncie mediante envíos de mensajería instantánea la buena nueva de la llegada de sus legumbres de cosecha propia y de productos de calidad que satisfacen la demanda de sus clientes, en su mayoría avispados hosteleros, comilones y cocineros pegados al pitorro de la olla rápida.

Ponen la legumbre a remojar a diario en el Valle del Anllóns, rodeados de mar y huertas expuestas al salitre y la ventisca, que condicionan la particular hechura de alubias blancas o rojas, verdinas, judiones de La Granja, lentejas o garbanzos, que sirven secos a lo largo de todo el año o en verde, bien tiernos, en el mismo momento de su recolección y desde la mata directamente al plato.

Si quieren vivir muchos años y expeler bufarras merecedoras de ser grabadas en digital por la “Deutsche Grammophon”, ¡no lo duden!, coman a menudo de puchero y lo agradecerá el monedero, ¡prrt!

www.ladespensadelujo.com

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