Tengo espías en todos los puntos de la geografía que me tienen al corriente de las golosinas que aparecen en el mercado y es un gusto abrir cada vez más corresponsalías.
En navidad estuve en La Habana y en Miami pasando revista a mis tropas más destacadas de informadores y cuando menos lo esperas, suena la campana y aterrizan por valija diplomática frascos, tarros y botellas desde los lugares más dispares.
Mi amigo Tauste, sheriff de Casa Arcas en Benasque, pertenece a esa red por méritos propios como jefe de cocina de Martín Berasategui, ¡menudo artista de la barraca!, y me puso sobre la pista del colega Manu Fortón, un inquieto tipo de Huesca que acaba de parir una línea muy cuidada de aceites de recolección temprana llamada “Shio”.
Es un pequeñísimo productor que lo tiene complicado para alzar la voz y aquí nos tienes, ¡amigo!, entretenidos por la causa para proclamar a los cuatro vientos que elaboras un aceite bien fino que al derramarse sobre la tostada parece pintura, espeso y verde intenso.
Si acercas la rebanada a la nariz te la pringas seguro y te quedas patidifuso con el perfume porque impacta y es limpio, muy fragante, con los toques típicos de la variedad Picual, manzanas, peras, tomates, brevas, hierba recién segada y borrajas, que son los matices propios de una recolección temprana.
Es fresco y deja un regusto picoso y amargo que invita a chapotear con el chusco de pan.
