Quiñón de Valmira 2015

No conozco personalmente al bueno de Álvaro Palacios, aunque tengo que confesar que si sus vinos son prolongación de su forma de ser y de vivir, será un chaval bien majete, porque las criaturas que se saca del zurrón están ricas de pelotas.

Mi chica Eli, que es la que verdaderamente sabe de vino, me dice que este trago mola porque cae ligero en la copa y se bebe con deleite, atesorando esa acidez que invita al desmelene propia de los vinos borgoñones.

Aunque igual resulta que les estoy escribiendo una parida pero es lo que dice mi “justa” y santas pascuas y lo que larga va a misa porque por sus venas corre sangre charra -mi suegra era de Salamanca-, así que viva el Hornazo, el farinato y la chanfaina.

www.alvaropalacios.com

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