Si yo me llamara Gregory Pérez, sería rey del ambigú y el bailongo de todas las discotecas de moda hasta Montecarlo, llegaría en descapotable calzando pantalón pitillo y camperas de serpiente venenosa. El caso es que nuestro Goyo posee espíritu bordelés, es berciano de corazón y guisa, entre otras lindezas bebestibles, este bombazo cocinado con las variedades Mencía, Alicante Bouschet y Godello que concentra toda la particularidad de la tierra en la que crece, llena de legumbre, verdura y chacina grasa. Es muy elegante, negro tizón como un grano de alubia y apetece pimplarse la botella entera porque lo hacen para beber y no es animal de vitrina expositora. Disfruten de cada trago que la esquela acecha y hemos de morir, hermanos.