Santi Santamaría

Archivado en: Lengua escarlata

O de un desayuno, una comida y una cena en compañía de un payés de Sant Celoni.

Hombre único en su especie, capaz de provocar los mejores sueños a un goloso sirviendo cocina voluptuosa, sabrosa y de una modernidad estereofónica, fue chef de temperamento y carácter con una particular visión del mundo que supo plantar cara a la vida y a muchos acomplejados, que hoy le llorarán por escrito, sí, pero que lo señalaron en vida como un esclavo de la cocotte y el cebollino: en nuestra moderna gastronomía, chacales, envidiosos y desgraciados hurgan demasiado las entrañas de quienes se ponen a salvo de la hoguera, sin saber que en el diablo, también está Dios.

Hace unos meses, tuvimos la fortuna de visitarlo en Can Fabes, regresando con esta entrevista que no es más que un testimonio de su vida y su persona.

Hoy, en el primer aniversario de su muerte, volvemos a reproducirla en su recuerdo.

¿A quién echas de menos a tu alrededor?

A mi padre, que murió hace seis o siete años. Era agricultor, ganadero, payés y catalán.

¿Como conociste a tu mujer, Àngels?

Tomando copas con catorce o quince años. Vivía en el pueblo vecino de San Esteban, y bajaba a la capital de la comarca. Desde entonces estamos juntos.

¿Es ella la clave de tu éxito?

Es pieza vital de una aventura llamada Can Fabes y es imprescindible, pero además de formar parte del viaje profesional, protagoniza la parte familiar, emocional y personal de todo este tinglado, que pesa mucho más que el restorán.

Recuérdanos tus primeras experiencias profesionales

Siempre me gustó más jugar con fuego que con juguetes. De pequeño la chimenea ardía todo el día, no he dejado de guisar nunca. En mi infancia la cocina formaba parte de nuestras vidas y el espacio tanto físico como el contacto permanente con los alimentos ha sido una constante. Teníamos vacas en casa, las ordeñábamos y vendíamos lo que recolectábamos en el campo, guisantes, cebollas, patatas… esto era un festival… ir a buscar setas y venderlas era asunto de pura subsistencia.

¿Tu madre te dejaba cocinar?

No mucho. Cocinaban mi madre y mi padre, que trabajaban en una fábrica textil y en las labores propias de una casa de payeses. En nuestra finca vivimos mi familia y sus antepasados en el transcurso de los últimos doscientos cincuenta años, y fue uno de los primeros inmuebles que se levantaron fuera de las viejas murallas; frente al restorán pasaba el camino que unía Barcelona con Girona. Éramos una especie de plaza que unía los caminos. En casa tuvimos viñas, los viajeros paraban a repostar sus carruajes y bebían nuestro vino.

 

¿Y profesionalmente?

Comprendí la existencia de la alta cocina con Philippe Serre, antiguo jefe de cocina de Michel Guérard que vino a montar un restorán a Cataluña. Fracasó. Pero a partir de entonces comenzamos una relación de amistad muy grande y percibí que existía otra cocina mucho más elaborada y técnica. Es un tipo con una inmensa formación y atesora una biografía muy marcada por los fogones, trabajó con Robuchon. Cuando Xavier Pellicer dejó vacante el puesto de jefe de cocina de Can Fabes, Philippe regresó y pasó conmigo tres años en Sant Celoni. Fue una etapa inolvidable. Marchó y ahora trabaja de profesor en Francia. En mi segundo libro hablo de Philippe y los gratos momentos que viví con él.

 

Define al comensal perfecto

Cada vez estoy más alejado del contacto diario con el comensal, pues entiendo que una cosa es la amistad y otra, ejercer la profesión. El comensal no viene a hacerse amigo del chef sino a recibir un servicio profesional y competente. He vivido algunas experiencias amargas tras estrechar amistad con ciertos clientes, que por razones desconocidas, dejas de ver. Y duele. Por eso hoy me acerco a ellos si me ofrecen su confianza, pero tomando la precaución de marcar bien las distancias. El compadreo en sala no es bueno, pues no somos los clientes de nuestro restorán ni debemos vivir como ellos. El espacio de relación ha de ser amplio y de respeto mutuo, pero me mantengo un poco alejado.

¿Qué es comer bien? Recuerda las mejores comidas de tu vida

Comer bien es algo fantástico que intento hacer todos los días. Si lo situamos en el ámbito de un restorán, está complicado, pues la cocina que más me agrada se encuentra fuera de él. No entiendo la cocina si no hay una participación en la mesa de relación personal, de amistad, para mí es más importante con quién como que lo que me como. Me aporta mucho más participar de los alimentos, del sentido de la amistad, del ocio, del acto de comer en común; comer en soledad es muy triste, no sé cocinar para mí. Cada vez es más importante comer en casa, en la mía propia o en la de los demás, soy mucho más feliz y se disfruta más. Para mí el restorán es un negocio.

¿Incluso cuando eres tú el comensal?

Igual es que me estoy cansando de ir a restoranes. ¿Sabe?, muchas veces no apetece compartir comedor con gente que no conoces. Hay muchas historias en un restorán que acaban siendo una gran impostura, una falsedad enorme, cómo te reciben, cómo te atienden si te gusta más o menos…

¿Qué chefs muertos o vivos te han influido?

Fredy Girardet me marcó muchísimo y continúa conmoviéndome. Su vida ha sido complicada, el accidente de su esposa, su hija no quiso seguir sus pasos, pero ejerció su profesión admirablemente y se situó siempre al servicio del cliente. Este concepto de “servicio” no está excluido cuando tienes un restorán y no lo digo como un acto de sumisión al estilo de “el cliente siempre tiene la razón”, sino que la restauración en general es un acto hacia los demás y este ámbito de contribución personal y cultural es un valor añadido muy alto cuando tú decides ejercer este oficio. Me podría dedicar a otra cosa para ganarme la vida y podría haber elegido cualquier otra profesión, pero cocino desde los veinticuatro años, con catorce trabajé como aprendiz de dibujante y cursé ingeniería técnica. En un momento dado pensé: dejo la industria y monto en casa una pequeña fonda. Y así lo hice, hasta hoy.

¿En qué momento tomaste esa decisión?

Yo tuve que ir al servicio militar a regañadientes, pues tuve un desencuentro con las fuerzas armadas por estar encausado por injurias y objeción. Era hijo único y continuar erre que erre causaba un problema importantísimo a mis padres, que me necesitaban en casa para las labores propias de una casa de labranza. Entonces decido hacer la “mili” y cuando vuelvo ya tengo ideas muy claras sobre cómo levantar una fonda. Me gustaba el dibujo, sí, y también la pintura, pero estudié antes una carrera técnica porque tenía que traer un salario a casa, sino me hubiera gustado estudiar Bellas Artes. Mi casa me marcó mucho, pues mi padre enfermó muy joven y tuve que ser responsable desde crío.

¿Sabrías decirnos lo bueno y lo peor del oficio de guisandero?

Lo bueno es dedicar tu vida a los demás. Lo malo, no creo que tenga cosas peores que otras profesiones. Si pierdes la ilusión y la autoestima tiene que ser algo terrible, ¿no?

El papel de la crítica, ¿existe una prensa de pensamiento único?

Desde el momento que hay crítica ya no hay pensamiento único, lo malo es que ya no hay crítica o muy poca. La función del crítico ha pasado a ser, en la mayoría de los casos, como un relaciones públicas en nómina de ciertos lobbys. Igual antes era así y no lo sabíamos, pero en la época que nos ha tocado vivir con tanto show, hemos entrado en un hastío difícil de digerir.

Conociste a los viejos espadas del periodismo gastronómico, ¿qué los diferencia de los actuales?

Recuerdo un personaje muy entrañable que llegó a este mundo profesional por afición, Ramón Cabau, hombre extraordinario que tenía un restorán barcelonés legendario, el Agut d’Avinyó, que representaba esa cocina catalana burguesa. Acudía todos los días del año a comprar al mercado, hablaba con los clientes, daba consejos en los puestos, sugería ideas, animaba a los vendedores para que introdujeran nuevos productos y era inmensamente feliz en ese paraíso de olores y colores. Un fatídico día de marzo de 1987, como cada mañana, apareció en La Boquería, realizó el recorrido habitual, pero esta vez regalando claveles en cada puesto, hablando con todos y cada uno de ellos. Terminada la vuelta de honor, se paró en uno de los chiringuitos del mercado, pidió un vaso de agua y empujó por su garganta una pastilla de cianuro, cayendo fulminado. Quiso dar así a La Boquería su último aliento de vida.

Hay una entrevista que no tiene desperdicio que publicó Gourmets en la que Ramón hablaba de la crítica y decía que él no les perdonaba nada, que tenía muchas facturas pendientes y que si no las querían pagar, no por no querer abonarlas la deuda quedaba eximida.

La crítica hasta mediados de los ochenta es una crítica mucho más romántica y egoísta, más hedonista en relación con todo lo vinculado a la comida, y en este sentido, mucho menos interesada. La mayoría de la crítica malvivía de lo que escribía y eso da mucho respeto. Cuando uno ejerce esta profesión, es hermoso que te visiten y que les guste lo que haces, por supuesto, pero que tengan este punto crítico, mucho más independiente que ahora.

La crítica, hoy, parece que está afiliada a una secta que les resta mucha frescura y sobre todo mucha calidad literaria. Te das cuenta que no hacen ni los deberes, no se informan, ni contrastan las informaciones. Se han dejado mucho. Apetece poco leerlos.

¿Y extranjeros?

De vez en cuando leo a Jean-Claude Ribaud y paso por encima de François Simon, que me parece algo fantasmagórico.

¿Qué te sugiere la palabra innovación?

¿Innovación? ¿Es una marca de un coche, esto? –ríe. Es una palabra tan sobada como el apellido Picasso, mira tú como ha terminado el pobre, en un coche, precisamente.

¿Qué te parecen los cocineros que “dan de comer al alma”? ¿Tu cocina es pagana o como decía Cunqueiro, “cristiana y de occidente”?

Estoy más del lado de Cunqueiro. El alma, en el plan que llevamos, es lo más superficial del ser humano, es como la epidermis. Empiezo a creer aquello de que lo más profundo del ser humano es la piel, pues creo que lo más superficial es el alma. Hemos llegado a tal estado de perversión con este asunto, la conciencia, la parte oscura del ser humano, que nos acabará perdiendo. ¡Con lo santo que era el Demonio, collons, y lo bien que nos lo pasábamos! –Ríe.

¿La lucha del chef contra el fuego es hoy una batalla perdida?

No. Entiendo que todas las aportaciones técnicas para controlar las temperaturas en una cocina como la nuestra nos tiene que ayudar, sobre todo, a tener más calidad de vida y a poder controlar mejor todos los procesos productivos. Al final puedes mantener una cierta regularidad, pero ya me parece bastante concesión haber caído en la trampa de la cocina al vacío. La tecnología acaba siendo siempre una trampa que hace perder una parte importante del espíritu de artesanía que tiene que tener nuestra profesión. Buscar este punto de equilibrio es parte de la propia felicidad del cocinero.

Tengo un amigo que afirma que si en una cocina no salta algo de grasa, se ha de comer fatal, de tan limpias que están no se puede comer bien, –ríe. Ni tanto ni tan calvo. La tecnología en sí misma no es gran cosa, puede ayudarnos y más si está a disposición de una profesión como la nuestra, que ha sido perezosa en aplicar la modernidad a sus procesos. Tantos años pensando sólo en aparentar en el comedor y ahora pasamos a aparentar todo lo posible en la cocina. Tampoco es eso.

Si visitas L’ Ambroisie de Paris, en Place des Vosgues, tiene una cocina minúscula de escasos veinte metros cuadrados y recuerdo que cuando empecé en Can Fabes mi cocina tenía apenas una docena de metros y viví en ella algunos de los grandes momentos de mi vida como cocinero, con cuatro cacharros. La tecnología puede que sea la expresión de nuestra ambición. Cada vez necesitamos más máquinas, el coche más potente, etc.

Controlar obsesivamente todos los procesos en cocina disminuye el margen de error, sí, pero ¿disminuye el “vibrato” de los platos?

Sí, también es bonito equivocarse porque es el reflejo de que te puedes superar a ti mismo. Me sabe mal la tendencia de ciertas guías, algunas ayudan, sí, pero muchas otras dan por hecho que tienes que abrir un restorán y ser atómico, infalible. Por eso estoy contento de que Casa Marcial, en Arriondas, haya recibido la segunda estrella Michelin, porque es el ejemplo de que un oficio que tiene un componente tan importante de vocación, cualquiera que sea el lugar en el que te encuentres ejerciendo, siempre habrá una guía que pueda ayudar a que los buenos gastrónomos te encuentren.

¿Es el cocinero un artista?

Sí puede ser un artista, pero es algo que sólo sabe percibirlo el cocinero cuando está transformando verdaderamente el alimento al fuego. Así como el buen músico es consciente de su capacidad artística cuando siente el violín vibrar en los carrillos, en la acción de cocinar hay miles de pequeños giros que el comensal nunca podrá percibir, pues están unicamente al alcance del chef, desde el olor a la acción, el gesto y la tensión del momento o el trabajo resuelto satisfactoriamente; hay instantes que suceden cuando guisas, intransferibles, tan sólo tuyos. Son momentos que el cocinero vive y siente como verdadero artista.

Luego el comensal aprecia que ocurre algo grande en su plato, sí, pero se ha perdido la mitad de la “función” que como te expliqué, va más allá de las técnicas y los productos empleados.

Si el arte en sí tiene como objetivo que puedas percibir de alguna forma la exaltación de todos los sentidos y encuentres la armonía, también hoy, -y en esto está un poco mi contribución y mis argumentos-, considero que la cocina puede llegar a serlo, pero para mí no hay arte en el siglo XXI que no deba tener una función social.

¿Por qué el cocinero moderno tiene que pasar a ser un bufón de la sociedad del siglo XXI? Precisamente cuando hoy el arte tiene que estar al servicio de una mayor justicia si cabe, no sólo dando pan a los necesitados, sino proponiendo una conciencia sobre los valores que guardan relación con la alimentación. El arte tiene que hacer pensar y no vale que los chefs entendamos nuestro arte en círculos cerrados, debe tener una acción exterior en la medida en la que el oficio se ha convertido en carne de cañón. Ha pasado a formar parte de un entorno social que tiene que ser valiente. Si somos tan artistas para satisfacer sólo a bocas pudientes y saciadas, apaga y vámonos.

¿Todas las artes han tenido una función social?

Yo creo que sí. Como mínimo son testimonio de la excelencia de cada época. Desde el momento que tu oficio trasciende y aceptas estos reconocimientos, tiene que haber una componente de responsabilidad muy grande. La evolución del arte varía según la libertad del ser humano, a no ser que aceptemos vivir cautivos. Muchos artistas plásticos han tenido que servir al clero porque no han sido libres.

¿Y hay alguien libre de “mecenazgos”?

Yo creo que sí, hay profesionales que saben medir muy bien sus necesidades y no necesitan nada superfluo, con poco pueden vivir. El problema es que hablamos demasiado de gastronomía y muy poco de cocina, y la gastronomía es el arte de la imitación. Un restorán es gastronómico cuando exagera las formas y aparenta para que las clases inferiores tengan acceso al modus vivendi de las clases superiores. En Francia, históricamente, la aristocracia quiso imitar a la realeza, la burguesía a la aristocracia, y a medida que se llegaba a una condición económica superior, se adoptaban las mismas formas, se comía de la misma manera, en los mismos lugares. Por eso los restoranes entraron en un circuito de moda y consumo que hoy está cuasi agotado. Probablemente podríamos simplificarlos mucho más, pero, ¿quién se atreve?, ¿quién nos ayuda? Sólo nos puede ayudar la propia sociedad, si los chefs somos capaces de romper el modelo costoso, difícil de mantener e insostenible del restorán como espacio para conocer la obra de alguien.

¿Imaginas otro tipo de modelo en el futuro?

No soy adivino, pero me basta con planteármelo. Tampoco me sirve la bistronomía, los canelones de la yaya Quimeta, y toda la tontería que estamos viviendo en este país. Parece que nos dan de comer desde una cocina central, en entornos atractivos y asequibles para que las bestias comamos a precios soportables. Esto no me vale, es un engañabobos, no es verdadero y continúa siendo comercial. El restorán debe trascender mucho más alla de los aspectos comerciales y convertirse en un modelo de vida. Esto para mí pesa mucho, cuando conviertes tu oficio en tu propio modelo de subsistencia, y ejerces, perfeccionas, mejoras y piensas en los demás, en definitiva.

Apuestas reiteradamente por la agricultura ecológica que respete la naturaleza y sus ciclos, ¿qué productos te han dejado boquiabierto en los últimos tiempos?

Los tomates negros de Crimea son impresionantes. Yo no tenía fe en ellos hasta que tropecé con un tipo que los cultiva y me los trae a casa recién cortados de la mata. Escuchas hablar por ahí acerca de la agricultura biológica o biodinámica, como quieras llamarla, y te llegan al oído unas empanadas insufribles, pero cuando pruebas sus lechugas y tomates, dices, collons, aquí pasa algo. De entrada, lo que pasa es que te las recolecta a la seis de la mañana y están en casa en un abrir y cerrar de ojos, y eso no tiene precio. Es la gran fuerza de los chefs que no pisamos asfalto, y tenemos que aprovecharnos. Muchas veces, el cocinero no debería ni tocar esos productos, para no magullarlos. Es un privilegio tener esa proximidad con el producto. Pudiendo comprar en lonja cada tarde, ¿cómo voy a ir a un mercado central? Pasé todo un año yendo diariamente a la lonja, y fue una cura de humildad.

Por cierto, ¿qué lees?

De todo. Droga dura. Mucho ensayo, pero indiscriminadamente. Tengo un montón de libros amontonados en la mesilla. Estoy leyendo Walden, de Thoreau, un pionero de la ecología que vivió en el XIX al márgen de las leyes y propagó prácticas de desobediencia civil.

Una última pregunta, ¿hacia dónde camina Santi Santamaría?

Hacia el abismo. La felicidad es un proceso sin fondo, es cuestión de zambullirse hasta la cabeza y cuando te cansas, mueres. Nacemos para ir al cementerio, como los elefantes.

 

Con la cocina no se juega, pág. 158

Crédito fotográfico by Lobo Altuna

34 comentarios en “Santi Santamaría

  1. ALBERTO

    SANTI ES UN MONSTRUO Y SIEMPRE LO SERÁ, AUNQUE DECIR VERDADES COMO PUÑOS LE CUESTE GANARSE ENEMIGOS. ME DA LA IMPRESIÓN QUE DAVID DE JORGE SE QUIERE PARECER A SANTI EN SU FILOSOFÍA Y DEFENSA DE LO TRADICIONAL, PERO NO SE PUEDE CRITICAR A LA MANO QUE TE DA DE COMER AMIGO DAVID, AUNQUE LO INTENTES (CON TERAPIA INCLUIDA COMO DICES EN TU LIBRO).

  2. IZASKUN

    OLE SANTI SANTAMARIA. ECHAD UN VISTAZO A LA ENTRADA NÚMERO 3. MERECE LA PENA. MENUDAS FOTOS. DAN GANAS DE PONERSE A COMER LA PANTALLA DEL ORDENADOR. GENIAL.

  3. Patxi De Pablos

    A mi humilde modo de ver,los comentarios me los tomaria mucho mas en serio si no estuvieran «patrocinados» por links de autobombo.
    Pues nada, Don De Jorge, que siga usted por donde le plazca, un abrazo gastronómico desde Estocolmo.

  4. Patxi de Pablos

    me olvidaba…..mas santis, mas tecnoemocionales, mas arguinzoniz, mas bistronimics, mas casas gerardos, mas de jorges y mas y mas, a veces con tal de barrer pa’ nuestro lado nos olvidamos que siempre hay que sumar y no restar companys!

  5. Iñigo Garrido

    Totalmente de acuerdo con este ultimo comentario, y precisamente por eso no me mola este tio. Defender tus ideales a costa de atacar al projimo denota falta de argumentos.

  6. Jon Arauzo

    El problema de Santamaria es que ha inventado un discurso que se alimenta del de esos «otros» a los que no deja de hacer referencia. Su retahíla es solo fruto de haber sabido situarse en la corriente que, por así decirlo, le fue impuesta tras el fulgurante éxito, innegable, de algunos cocineros. Todos amamos a Arqinzoniz, Arbelaitz y demás artesanos que son los que nos hacen gozar de verdad, pero no olvidemos a los que nos han puesto en el mapa…

  7. JOSE

    En la respuesta a la 8ª pregunta “Para mí el restorán es un negocio”
    En la respuesta a la 23ª pregunta “El restorán debe trascender mucho más allá de los aspectos comerciales y convertirse en un modelo de vida”

    En la respuesta a la 20ª pregunta “Si somos tan artistas para satisfacer sólo a bocas pudientes y saciadas, apaga y vámonos”
    Extraído de la web de Can Fabes: Menú de Verano (el más barato); 160€

  8. MONTSE

    Trabajé para Santi en 1992, fue una gran experiencia que después de 18 años sigo recordando con mucho cariño con su sudor, esfuerzo, trabajo y lágrimas correspondientes. La cocina en la que más he disfrutado en mi vida.

  9. Xabi

    A Santi Santamaria y a Arzak, Adriá etc etc etc LES UNE MAS COSAS EN LA COCINA EN SU FILOSOFIA ETC ETC DE LO QUE LES ALEJA!!! SON LOS CRÍTICOS DE COCINA PERIODISTAS GASTRONÓMICOS ETC LOS QUE HAN QUERIDO ALIMENTAR LA POLÉMICA.

  10. M. Pichón

    Gracias por publicar esta fantástica entrevista… Hoy es un día muy triste para todos los que admiramos a Santamaría y su increíble cocina.

  11. Daniel carnero sierra

    San pedro!!!!! Abre las puertas que va para arriba un pedazo de cocinero, !!QUE GUISA COMO DIOS…….

  12. lo fuflunet

    David, amigos, robinfoodianos: estamos destrozados, muy tristes. Se va un gran cocinero y una mejor persona. El Montseny está de duelo. Te echaremos de menos Santi!

  13. Churrero

    Un abrazo David. En un artículo suyo hablaba de tí con gran cariño. Ahora hay que oír a cantamañanas que anuncian grandes superficies de bajo coste, diciendo que era un crack, cuando hace tiempo decía que un tío gordo no podía dar lecciones de cocina. Demasiados soplapollas.

  14. Santi

    Un GRANDE se ha ido, hay muchos y muy buenos cocineros pero como Santi ya quedan pocos, son como los descubridores, iniciaron un camino por el que cientos pasarán y lo transformarán pero ellos son los que dieron el primer paso, los que iluminaron el camino.

  15. Juanjo G.

    Comí un día en el «Racó de Can Fabes» en Sant Celoni y me pareció un restaurante estratosférico con productos extraordinarios .Mi visita fue en una comida de negocios y tuvimos un buen rato hablando de gastronomía con Santi, posteriormente tuvo sus incidentes, pero a mí me dejo huella su campechanía y erudición, transmitida con total normalidad. Disfruté mucho y guardaré un buen recuerdo.

  16. david

    gracias a los dos, santi siempre ha estado, no en contra de lo ajeno, sino a favor de lo que pensaba que era mejor y no renegaba nunca de sus raices, y david gracias por dejarnos escucharte.

  17. lo fuflunet del Montseny

    David, venimos de un sitio triste, se nos ha quedado un trocito de corazon allí, hemos despedido al Maestro Santi, en Sant Celoni su pueblo al pie de la montaña del Montseny.
    Heramos tantos los que nos queriamos despedir de el…. cocineros…artistas…..pageses (perdon, labradores , es que se me escapa el catalan), los vendedores de frutas y hortalizas a los que el compraba.comerciantes..etc.Por que Santi siempre se rodeaba de ellos sin importar la cuna, ni el grosor de sus carteras (como por arriba se ha dicho ). Tanta gente i tan diversa queria a Santi. Sabes de lo que mas se ha hablado no de los guisos , no de los articulos, si no de lo gran persona que era, y de que en todo lo que hacia ponia su receta personal EL AMOR. Por cierto Martin te ha de dar un beso nuestro. Darle un beso a nuestro admirado Martin, ha sido un soplito de aire fresco entre tanta tristeza.

  18. chusin

    Si, si, como dice Alberto, al David de Jorge debe querer parecerse a Santamaria. Como este ultimo, la mayoria de los cocineros «modernos» (y no me dejo a nadie fuera, especialmente a Adria) solo piensan en proyectar su ego en los platos de sirven a sus clientes. Se preocupan bastante poco la salud de los mismos. Esta bien que entre todos estos chefs hayan recuperado el interes del publico por lo que comemos, pero la imagen que proyectan es de todo menos saludable. Y para prueba, me remito a lo que le ha pasado a Santamaria. Tanto entusiasmo por la cocina Catalana, por la dieta mediterranea, etc y va y se muere de una problema coronario mas comun entre los norteamericanos y los habiatantes del norte de europa que entre nuestros abuelos que si seguian la dichosa dieta.

  19. David de Jorge E. Autor

    chusin, parecerse a santamaria es imposible, fue un tío inimitable y demasiado grande para llegarle, si quiera, a la altura del tobillo. ojalá te entre un gripazo y se te salgan los ojos de las órbitas, por malvado y por chusquero. ale, a cascarla, desfilando y a ser más agradable en los comentarios, que no cuesta mucho, si te lo propones, lo conseguirás, seguro. buen domingo!

  20. Jordi Roges

    DAVID te quedaste corto pero MERÇES.
    CHUSIN ,que pena que tengas una pelota de amargura que te esta matando,(entiendo que no te caigan bien y tengas odio) pero los vomitos te los guardas para TU CASA.
    NO TIENES NINGUN DERECHO HACER DAÑO GRATUITO
    QUE DUERMAS BIEN….!!!!TE HARA FALTA

  21. offshore bank account

    Por …………….Muchas personas suelen confundir el arte y el diseno como si fueran dos cosas iguales pero definitivamente NO lo son..El arte segun el diccionario de la RAE .Manifestacion de la actividad humana mediante la cual se expresa una vision personal y desinteresada que interpreta lo real o imaginado con recursos plasticos linguisticos o sonoros..Y algo mas escueta la definicion de diseno .Concepcion original de un objeto u obra destinados a la produccion en serie. El diseno tiene una razon de ser como hacer propaganda vender hacer las cosas mas comodas.

  22. maikel j fox

    Para bien o para mal hay sitio para todos los estilos,gustos y comensales, para los de antes para los de ahora y para los de mañana que estan por llegar.La mejor cocina al final es aquella que cuando te traen la factura te quedas con la idea «que a gusto me he quedao….lo que he pagado lo vale».
    Sati a pesar de gran cocinero en esta entrevista da la impresion de estar de vuelta de todo y un poco desengañado…..que ya no disfrutaba como al principio.

  23. Alejandro de Granada

    E visto entrevistas de Santi Santamaria y sinceramente me quedo embobado viéndolo hablar. Muchas cosas supongo que se equivoca pues como todos nos equivocamos, incluso el mismo admite tener errores de los que luego a tenido que dar marcha atrás, estaría bueno no tenerlos pero como el decía en una entrevista rectificar es de sabios. Para mi es un honor y un privilegio saber que en nuestro país hemos tenido y tenemos cocineros tan grandes, Yo después de ver tantas entrevistas y leer libros etc llego a la conclusión de que la cocina se divide en dos tipos la buena y la mala y este hombre Santi Santamaria hacia la buena.

    PD:
    En el cielo se quedaron sin cocineros.Y los ángeles que son de buen comer no podían esperar menos… que disfrutar de un gran plato de Santi Santamaria cerca de sus fuegos… Descansa en Paz

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