Os Carballos

O de la nueva aventura de Marcelo Tejedor.

La última aventura a pie de carretera del inmenso chef Marcelo Tejedor.

Los frikis que todo lo saben aseguran que la serie “Corrupción en Miami” fue protagonista involuntaria de una encendida polémica en los años ochenta, tras la emisión de una entrega en la que Sonny Crockett, personaje interpretado por el pimpollo de Don Johnson, dejaba su chaqueta de poli de discoteca sobre un sofá antes de morderle el pescuezo a Caitlin Davies; cuentan las crónicas que durante los más de veinte segundos que duró la escena, se pudo ver perfectamente la etiqueta de “Adolfo Domínguez” cosida sobre la prenda cuando, curiosamente, el actor no se desabotonó la camisa al hacer el salto del tigre ni en el transcurso de la tórrida escena de cama, ¡ñam!, ¡ñam!

El modisto galego jamás reconoció su complicidad con la famosa serie, aunque años más tarde llegó a confesar que aquella prenda vestida por el actor estadounidense supuso el despegue internacional de una marca que ansiaba comerse el mercado, como finalmente ocurrió, pues hoy visten a una inmensa minoría de hombres y mujeres de todos los continentes.

Nuestro protagonista de hoy es de similar raza y se llama Marcelo Tejedor, un chef zorro que lleva mordisqueando el mundo un porrón de años y estofa con fortaleza y valentía suficientes como para sacar la cabeza de su magnífico restoran compostelano, emprendiendo una aventura paralela en este garito a pie de carretera, Os Carballos llamaron al chiringo, verlo para creerlo, ¡vaya casta!; así cuando lleguen, en un primer vistazo y sin sacarse las gafas de sol, podrán pensar que aquello es una lonja de estilo racionalista levantada en el puerto de Vigo para almacén de ultramarinos, que bien pensado, pilla a muchos kilómetros, así que frío, helado; quizás recuerden haber visto algo parecido en Lloret del Mar y piensen que es discoteca, pero siguen fríos, congelados, pues Marcelo es cocinero con dos pelotas y no empresario de la noche; bien podría ser la “Teta enroscada” de Roberto Rodríguez y encontrarse uno dentro a Salma Hayek contorneándose con su pitón albina, poniendo enfermo al personal, ¡pero tampoco!, no se hagan ilusiones.

En cuanto accedan al local verán que Quentin Tarantino podría filmar en él un nuevo PulpFiction con señor Lobo incluido o que en su intrigante comedor podría rodar una peli Bigas Luna o cantar “La Chatunga” el mismísimo Luis Aguilé o montarse unas nuevas oficinas estética vintage para los ejecutivos de la PANAM; todo esto y mucho más imaginado podría hacerse en el nuevo garito de Marcelo, aunque se quede en restorán-cafetería-con-terraza-y-hotel-dos-estrellas, ¡viva Prusia!

La fachada es “Corrupción en Miami” total, y en vez de la etiqueta insinuada sobre la prenda, se les irá la vista a la curiosa estética galaico-tecno-cañí que solo podría parir un imaginativo y vital mesié Tejedor, que la tiene tan amueblada como Tim Burton, pero en cocinero: escayolas imposibles, zócalos restaurados del año de la polka, rodapiés fantasmagóricos dignos del Wallpaper*, cabeceros de cama del crimen de los Urquijo, edredones nórdicos del siglo XXI, mantelería de papel kraft, muros de ladrillo repintados en oro o lámparas que ya le gustaría tener a JF Piège en su Thoumieux parisino, ¡argf!, ¡argf!, tomen aire.

¿Alguien entendió algo? También lo puedo telegrafiar: “treinta habitaciones exteriores a catorce kilómetros de Santiago, jardín, piscinas, pistas de tenis, comedor renovado para ciento veinte comensales. Stop. Organizan sus comidas familiares, de empresa, navidades, bautizos, comuniones, bodas, vayan con niños y disfruten de una agradable zampada en la terraza junto a los robles del jardín. Ajustan su presupuesto, de lunes a viernes menú del día a nueve con cincuenta euros. Stop. Tienen carta, cocina sin chorradas y carne a la parrilla, vaca gallega a la brasa, cochinillo, cordero, pollo, cocido, lacón con grelos, callos, arroces y repostería casera. Stop”. ¿Mejor?

Con lo que más estará gozando este pedazo de Marcelo será con el tamaño de las cocinas, casi tan grandes como el viejo estadio de Maracaná, no quiero ni pensar lo que podrá hacer en ellas, reconquistar el mundo y ponérselo de montera; de esto y mucho más será capaz este cocodrilo con oficio y sentido del gusto extraordinario, pinche puto revolucionario.

Buena suerte, compañero, hasta la victoria. Venceremos.

Os Carballos
Ctra. Nacional 550-km. 44
Deixebre-Oroso
Tel.: 981 699 429
www.hoteloscarballos.com
info@hoteloscarballos.com

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AMBIENTE Campestre / Modernito
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja / En familia
PRECIO 20 €

2 comentarios en “Os Carballos

  1. Zampabollos

    Monstruo David,
    Se que lo dices de buen rollo pero pinche puto suena muy muy mal, a no ser que de verdad sea punal tu amigo….
    Saludos y con que me invites a una cena, copa y habano esta ya pagado el consejo.

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