O de un lugar donde se perpetua la tradición que asegura un plato de sopa al forastero.
Un restorán barcelonés de pedigrí para mitómanos y vividores.
“Se encuentra en la calle Sant Pau y su decoración ha sido proyectada y dirigida por el arquitecto D. Lluís Domènech i Montaner. En el conjunto de esta obra concebida con inspiración poderosa y belleza suma se imponen la abundancia y buena ley de los recursos artísticos que combinan severidad y delicadeza, grandiosidad y habilidad, el feliz ingenio que ha presidido la elección de los materiales, la agradable armonía de los colores, la buena disposición de las líneas, la elegancia de las formas y, por encima de todo, el talento sólido con que se ha realizado una obra nueva sin efectismos, ni exageraciones, ni violencias“; así describe el anuario del consistorio barcelonés a este edificio singular, ganador del premio al mejor establecimiento de la ciudad en su reinauguración de 1903, como podrán leer si se acercan a la enorme placa que cuelga en mitad de recepción, con sus volutas y letra gótica fantasmagórica.
Los herederos de Josep Colomer, fundador de la casa en 1859, se encargaron de la magnífica rehabilitación y, desde entonces, el edificio conservó siempre la misma función, evolucionando y pasando de ser bar y fonda castiza a transformarse en restorán y hotel con el confort que necesita el viajero; hacia 1920 se conocía como el “hotel de los toreros”, pues hospedaba a los mejores espadas y a sus cuadrillas; durante la guerra civil fue ocupado por la CNT, que habilitó en sus salones un hospital, atacado en diversas ocasiones como lo atestigua la metralla que aún hoy puede verse en el comedor, pregunten al servicio de sala y les mostrarán con sumo gusto los destrozos; de ahí hasta nuestros días sobrevivió al paso del tiempo, mereciendo recientemente una renovación integral que lo ha dejado soberbio, mostrando su singular raza en mitad del casco antiguo, junto a las Ramblas y a dos pasos del Gran Teatre del Liceu.
Dispone de cómodas habitaciones, renovada cocina, salones soberbios para celebraciones de postín, una barra de leyenda, salas de ejercicio y una terraza con piscina sobre la azotea; Martín Berasategui sobrevuela el ambiente llevando las riendas del fogón y perpetuando la vieja tradición que aseguró siempre un plato de sopa al forastero; el chef donostiarra luce nada menos que siete estrellas Michelin en sus distintos establecimientos y su fórmula de trabajo es imbatible, estimulando equipos de trabajo con una capacidad sobrehumana, lo nunca visto; la peculiaridad de cada una de sus máquinas perfectas es la puesta en escena de las diferentes cartas, concebidas a medida del potencial de cada establecimiento, que en el caso que nos ocupa, mantiene un extraordinario nivel gracias a la colaboración de gentes que se formaron en su cocina lasartearra, verdadero taller de brigadas campeonas; bajo su supervisión emerge la figura de Xavier Sender, chef bonachón que no da puntada sin hilo, guisando con duende y reflejando ese “savoir faire Berasategui” que se rehoga en el fondo de la olla y aflora en cada cebolla dulce de Figueres con atún y tomate, en cada timbal de escalibada, en las habas a la catalana, los canelones gratinados, los macarrones caseros, las patatas confitadas con butifarra de perol y huevo o en el arroz caldoso con sepia y cigalitas de playa; en los guisos dan ganas de chapotear pies y cabeza, callos al estilo de la fonda, conejo al ajillo, espalda de cabrito estofada, fricandó de ternera, chipirones en su tinta, morro de bacalao confitado con judías y oreja o un suquet marinero que cortaría la respiración al más cartujo poco dado al entusiasmo, con su picada y almejas de “sexto de caballería”.
Ajusten siempre su GPS siguiendo la estela de los hoteles más legendarios, que como el España, abriga el esplendor de una casa bien atendida; franqueen el umbral de entrada con el pie derecho y levanten la mirada, ¡por dios!, verán una recepción deslumbrante que da acceso a la sala Arnau, antaño salón solariego y hoy bar que atesora una chimenea de alabastro única en el mundo, esculpida en 1901 por Eusebi Arnau en el taller de Alfonso Juyol y Bach; fíjense en la riqueza de su talla y en la campana coronada por el escudo de Carlos V con su águila bicéfala, las columnas de Hércules y el Toisón de Oro, emblemas de los reinos de León, Castilla, Navarra y Aragón; idénticos motivos que se repiten en los comedores, a la derecha o enfilando en línea recta desde la calle, llegarán al “Salón de las Sirenas”, con su mural pintado por Ramón Casas, dedicado al mar y a sus criaturas, cabrachos, nécoras, centollas, perlones, doncellas, olas que rompen el relieve y mojan de belleza japonesa un arrimadero configurado a partir de un entramado de amplias fajas de madera que forman cuadrícula, en cuyos huecos asoman escudos cerámicos vidriados que brillan gracias a la claraboya artesonada que filtra la luz del Mediterráneo.
¡Y qué decir del segundo comedor!, la genuina fonda de toda la vida, con mosaicos vidriados coronados por colgadores de madera que combinan motivos vegetales y florales que alcanzan frisos y revoltones de la sala, dando el calibre exacto de la reforma llevada a cabo por Domènech i Montaner, el genio que demostró las enormes posibilidades de diálogo entre la piedra, la pintura, la cerámica, el vidrio, el hierro y la madera.
No suban aún a sestear sin probar el soufflé de chocolate, los buñuelos, el flan de la yaya o el bizcocho borracho; ahora sí, beban café y copa y no olviden que en los grandes hoteles puede recrearse uno como no es capaz de hacerlo en su propia casa, convirtiendo el nuevo espacio habitado en refugio y lugar secreto en el que dar rienda suelta a lo prohibido o a lo más perverso: en las entregas del inspector Carvalho, había personajes que, como ustedes, buscaban el escenario adecuado para el crimen perfecto o unas sábanas de hilo en las que bucear entre jarretes, chup-chup.
Fonda España
C/Sant Pau, 9-11
Barcelona
Tel.: 935 500 010
www.hotelespanya.com
fonda@hotelespanya.com
COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Lujo
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja / En familia
PRECIO 40 €
jo! si es que los que vivimos en Barcelona, no sabemos lo que tenemos, escondido`por ahí… y de donde saca el tiempo este tilín de MB para estar en todos lados…