Spicy Madriz (y II)

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O de una segunda entrega de una crónica especiada y ardiente de Madrid.

Y aprovechando que el Ganges pasa por Ghazipur, no pierdo la oportunidad de escribir sobre Sudestada (calle Ponzano 85, Madrid), en mi continua búsqueda de sabores auténticos de la cocina del sudeste asiático en la ciudad. Decoración muy minimalista, opuesta a la opulencia en sabores y aromas de los platos. Grandes ventanales, paredes revestidas en madera oscura, manteles prístinos y servilletas que parecen sábanas… ¿O son sábanas usadas como servilletas?

Varias visitas, en un periplo por los picores nobles de la carta (corta) que finalizó recientemente con un guiso chino delicioso de tofu frito y gorrino ibérico que hacía saltar las lágrimas, y eso que sólo picaba “un poco”. Magistrales rollitos vietnamitas, con su libro de instrucciones incluido, dumplings de Singapur excelentes, alitas rellenas (¿alguien pensó que se podrían rellenar unas alitas, por Buddha?), sabrosísima brocheta de cordero, y un curry para llorar (literalmente).

Además, cócteles para contener esos picores –no penséis mal, coño- y mar arbolada de sabores. El premio se lo lleva la caipirinha de la casa, con granada incluída.

Mi amigo Julio casi sudaba sangre con el curry mientras yo mitigaba el sabor a cilantro con cerveza Ámbar Reserva. Y David y yo nos tuvimos que rendir sin poder acabar el plato de cerdo con su salsa picosa de cayenas amarillas recién traídas de Chernóbil… Uf. Más lágrimas.

La cartera sufre lo justo, y nos merecemos un homenaje en estos tiempos difíciles que nos hacen vivir (50 euros por persona no son ninguna obscenidad para sentir esos picorcillos de cuando en cuando). Prueben, zampen hasta que les rasquen las meninges. Lleven toallas para enjugar la frente de sus bellas y bellos acompañantes. Ahora bien, olvídense de tener un fin de fiesta erótico-festivo porque sólo querrán beber agua y aliviar el escozor del paladar. ¡Otra ración de omeprazol, por favor!

Lo sé, lo sé, hay otros asiáticos y pseudoasiáticos y tailandeses y pseudo tailandeses, y vietnamitas y pseudovietnamitas, pero olvídense si no son actores famosos, fumbolistas o gente de la farándula. Mucha erre-erre-pe-pé y menos fundamento en el plato.

Mucha puesta en escena, mucho lirili ¡¡y poco lerele!! En esta categoría, Thai Gardens y Café Saigon. Magníficos locales, y no se come mal, pero queda la sensación de cocina industrializada y con poco cariño. (Nota: en estos sí se puede casi garantizar ese fin de fiesta salvaje que no permite el Sudestada. Valoren ustedes. O mejor, ¡no lo valoren! ¡Coman!).

Las comparaciones son odiosas, sobre todo para quien sale perdiendo.

Y para seguir abriendo boca con asiáticos de un poco más al norte: en el coreano Han Gang de la calle Atocha 94 también avisan eso de “esto puede resultar un poco picante para los gustos occidentales”. ¡Qué miedo!

[Dirigido a sadomasoquistas del paladar: Un amigo me recomienda Oam Thong, también en Madrid (Corazón de María 7), donde los platos están clasificados de uno a cinco en función de su grado de picor. Los que tienen nota cinco se llaman “infierno”. Yo creo que no tengo bemoles suficientes, pero si alguien se anima, que no deje de comentar sus experiencias.]

Leer Spicy Madriz (I)

Crédito fotográfico by marcp_dmoz, jeeheon, judepics, DazMSmith & Joi

2 comentarios en “Spicy Madriz (y II)

  1. Nopisto

    Sudestada es tremendo, aunque cada vez es mas dificil encontrat mesa. Lo mas próximo, aunque algún peldaño por debajo es gingerboy, un takeaway con una pequeña barra en la que puedes disfrutar de una estupenda sopa Tom yam, unas costillas en salsa hoy sin y un curry verde de buey. No es lo mismo, pero es bastante mas satisfactorio que todos esos asiáticos de design que mencionáis. Además, si te pones pesado, te llevan la comida a casa ;-)

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