Néstor

O de una tasca donostiarra que es como un mibu pero sin gilipolleces.

Ante una tortilla del Néstor, hasta el niño Jesús suelta el chupete.

En asuntos relativos al comercio y el bebercio, llevamos ya muchas entregas sugiriéndoles esa gastronomía feliz repleta de tragos, pastelas, comistrajos, lecturas, asados, confites o lo que se tercia y encontramos a cada paso, tocineta jugosa que aquí lanzamos sobre papel con el único objetivo de que les estalle en la mano, les pringue el morro, manche sus corbatas, les ilumine el ojo y colme el apetito más primitivo de ese zampabollos que todos llevamos escondido dentro de la panza.

Hago memoria y les recuerdo que aquí sugerimos verdaderos festines, más propios de Gargantúa y Pantagruel o de tipejos de hambre eterna que de esos personajes sombríos que pueblan algunos restoranes más de moda, que encuentran combustible en ciertos platos vacíos de colores mustios y opacos, de asquerosa simplicidad.

Nuestro reino se llama “ñampazampa” y desde aquí les retransmitimos la felicidad de la cocina del cimarrón y del bonito del Alameda de Hondarribia, pusimos sobre folio el despiporre del gorrín asado de Casa Ángel de Pamplona o dimos cuenta de la fabada y el arroz con leche de Gerardo, en la lluviosa Prendes; ¿qué me dicen de la tortilla de patata del Casino de Lesaka? ¿Y de las albóndigas de Casa Cofiño, en Caviedes? Sintieron el crepitar de las brasas de la “Parrilla Sixtina” del Etxebarri de Atxondo, y nos sentamos frente a una sopera de alubias del Frontón de Tolosa; la mejor cocina de temporada, ya lo saben, se guisa en el Ibai donostiarra, no pueden dejar este mundo sin comer “Ttoro” de Mattin, en Ciboure, y no sentir en su costal la mejor cocina contemporánea de Can Fabes, del malogrado Santi Santamaria.

Tuvimos crónica de cocina de Casa Marcelo, en Santiago; comimos croquetas en el Iriarte-enea de Lezo e hicimos visita guiada al museo del pescado a la parrilla, el Kaia-Kaipe de Getaria; desayunamos como payeses en L’Estanc de La Batlloria, nos quedamos pegados al jarrete de ternera del Orgi de Lizaso, comimos embutido a tutiplén en Zarrabenta de Aulesti y rematamos hace poco con nigiris que levantan la boina, los de Ricardo Sanz en el Kabuki Wellington.

Y en ese rodar, hoy nos detendremos en una tasca cuya tarjeta de visita no puede ser más elocuente, “amabilidad y simpatía”, leyenda impresa junto a una fastuosa declaración de principios, “especialidad en jamón, lomo, chorizo de Salamanca y bocadillos”, además de un precioso, “cafés: asiático, indio, beso de fuego y bombón”, ¡qué grande!

El bar Néstor lo pilotan Piluka, Tito y Néstor, peculiares espadachines que practican la famosa “ley de la espiral”, llenando la cesta de la compra en la misma calle: Miguel Ángel les aprovisiona de carne y Aitor, de tomates, los de un ultramarinos a pocos metros de la puerta, sin gilipolleces.

De tal forma que convierten aquello en un local castizo, atendido de lo lindo, son amables, simpáticos, positivos, vitaminados y supermineralizados. Tienen tan solo un mesa, bautizada con el número diecinueve, siempre a rebosar, así que por tan fausto motivo, su nutrida clientela no tiene reparo en jamar de pie, como mandan los cánones del chiquitero de toda la vida.

Cuajan dos tortillas de patata al día, con vetas dulces de cebolla muy tostada, jugosa y con apreturas de porno star; las gildas son mundiales, estimulan al sediento después del primer trago y su menú es único, como en las grandes casas, ensalada de tomate con sal y aceite de oliva que se bebe a morro, sus cachos aliñados saben a mermelada; Néstor habla y sueña con los tomates, en sus peores pesadillas las tomateras se mueren arrasadas por la roña que las devora y una epidemia extingue la especie de la faz de Europa, interviene la FAO, cágate lorito.

Luego, guindillas frescas en temporada o pimientos de Gernika fritos, no hay otra cosa, mariposa, así que toma pan y moja; los pedacitos de sal adormecen la lengua y la cerveza fresca resucita células ya muertas. Y para terminar, extraordinaria chuleta asada bien torrada, jugosa y con el corazón sonrosado, caliente, sin alardes ni cuentos chinos de parrillas supersónicas o carnes criadas en el mismísimo Japón, masajeadas y alimentadas con gaseosa y trigo sarraceno.

En el Néstor, a la chuleta le llaman chuleta y la compran en su calle, a pocos metros. Y punto pelota.

Néstor
Pescadería 11-Donostia
Tel.: 943 424 873
www.barnestor.com
bar@barnestor.com

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Campestre
¿CON QUIÉN? Con amigos / En familia
PRECIO 30 €

8 comentarios en “Néstor

  1. Txelos

    Echaba en falta un artículo sobre el, para mi, mejor bar de la parte vieja de donosti. Esto, parafraseándote, si que es cocina sin bobadas. Un único menú pero de una calidad espectacular. ¿Para qué más?

    Siempre que servidor recibe visita o le piden que les aconseje el resultado siempre es el mismo: Ve al Nestor!

    Viva Piluka! Viva Tito! Viva Nestor!

  2. Celso García.

    Soy donostiarra trasplantado a Barcelona hace nueve años y ¡por Dios! que nunca en mi vida he comido una tortilla como la del «Néstor».

  3. anita

    Querido David: este fin de semana hemos estado en Donosti en una reunión familiar y aprovechamos para hacernos una ruta pantagruélico-cultural por esos lares o afueras de Bilbao. :)

    Ya tenía apuntado el Néstor pero tu post y sus suculentas fotos nos animó a ir allí a las 8 menos 5, preparados para pillar la tortilla vespertina y seguir desde ahí la hoja de ruta de la «ingesta extrema», como la denominó mi media mandarina.

    La tortilla, gloriosa: (casi) mejor que la de mi ama, pero la ensalada de tomate fue orgásmica. Alucinados nos quedamos de su sencillez, calidad y sabor, con nada más que tomate, aceite, vinagre y sal. Me quedé con ganas de dar besos a los camareros y al artífice de tamaña maravilla. Y qué decir del precio!!

    Las fantasías modernistas que probamos después y al día siguiente en otros bares desmerecieron el nivel del Néstor.

    Un saludo, y gracias a ti y al Néstor por seguir valorando las cosas sencillas y buenas, sin más florituras.

  4. Rafael carrasco

    Gracias David , tu blog me acerca a la tierra , a las cosas nuestras que de verdad entiendo sin esfuerzos , por naturaleza . yo también presencie la recreación del Mibu en Gastronimika , que cara la de Arzak , Subijana etc… No entendieron nada … Pero lo japoneses flipan en lo viejo desde el primer minuto .

    Antes de cada servicio bien merece la pena bajar a la tierra ,para luego simplemente cocinar , ya que es solo eso comida…….

  5. PILAR Y NESTOR

    gracias y abrazos para todos .sois geniales , un abrazo de los del Bar Nestor , en especial de los jefes Piluka y Nestor muxus muxus PILAR

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