O de un lugar que parece el frenopático.
Creo que debe ser lo más parecido a trabajar en un circo: entra el hipopótamo, salen payasos, da chirivueltas el trapecio y en un rato, leones, tigres, elefantes y hienas.
En la puerta del curro hay un nido vacío y una mesa descojonada de viejo mármol con sillas destartaladas que a la hora del pitillo, se llena de chicanos, coreanos, chinolis, norteamericanos, ingleses, valencianos, andaluces o peruanos, ríete del “circo del sol”.
Tenemos también baño muy mono con llave, una parrilla gigante que se atiborra de sardinas por las tardes y palmera de isla desierta; pasan coches y camiones a toda mecha y gente con cajas llenas de solomos, puerros, cartuchos de imprenta, cajas de vino, aguacates, manteles, sillas, cartones, chaquetillas, mandiles, hielo, caballas y todo tipo de vituallas.
Pero lo peor ocurre dentro, entre cuatro paredes, gente de blanco que entra y sale pidiendo turno de impresora: traen sandías, a veces café, manzanas, agua, refrescos, cerveza y yogures; otros asoman la cebolla, “qué guapas estáis hoy” y salen pitando; unos llaman a la puerta, otros no; el jefe entra encantado, sonríe, se descojona, se rasca la napia y se hace cubatas.
También tenemos un canadiense y a todas horas a los de Seur, al cartero, a Migueltxo, a Mikel y su calculadora mutante o a cualquier chef internacional que por allí pasaba, entra y saluda; recibimos periodistas, puteros, directores generales, filibusteros, abogados, tenderos, arquitectos, panaderos, carniceros, y de vez en cuando a Fernando o a Juliano al apóstata.
Por las mañanas viene Ane, cada día más guapa; y suena y suena el teléfono, nos arden los ordenatas.
Esta misma mañana Roberto Ruiz nos envió el verano, flores y un cesto lleno de lechugas, tomates, guindillas, manzanas errezilas, pimientos de Gernika, amanitas cesáreas y gibelurdiñas.
Felipe, que también pasaba, le ha dado un bocado a una cebolla roja de Ibarra, como si tal cosa; en nuestra oficina, te lo juro, los cubas se sirven en taza, se anda descalzo, entran las hojas, tenemos fuegos, horno, guantes de boxing, tele, machetes, pizarra y una oveja subida al congelador.
No me extraña que Nagore se case y salga pitando a Ibiza montada en avión.
Que seas muy feliz, muak muak.
¡Que lo sea!
Nago guapa! pasalo de rechupete! muac