Rekondo

rekondo_1b

Txomin-enea.


Una reciente reforma ha catapultado hasta la modernidad el restorán de la subida a Igueldo.

Aunque tan importante es el buen bebercio como el mejor comercio, a veces nos enrocamos con la jamada y le damos poca importancia a la bebida, pues los platos esdrújulos y polisílabos en frases subordinadas le roban el protagonismo y el espacio tipográfico en las cartas de los restoranes. Los pobres espirituosos son relegados a las contraportadas, en unas listas llenas de denominaciones de origen que amenazan con hacer patente tu innegable paletismo en lides enológicas, ¡sí, amigos!, ¡de vino no entiende ni Bartolo!

rekondo_2

Nada hay más sonrojante que ese momento en el que un sumiller estirado te presenta la botella elegida, esperando que sepas cómo probarla, diseccionando el primer trago con gesto de hacerte el interesante, para acabar diciendo que sí, que está muy rico y écheme un poquito más y salga de acá pitando con ese traje de cuero “sadomasoca” que le aprieta la barriga. El mundo del vino, tan rico y extenso, da mucho miedo a los no iniciados, que acaban optando por la vía del espantoso palabro “maridaje” (también conocido como elige-tú-por-mí-tronker) para no tener que pasar por ese mal trago que para algunos es dar el visto bueno al vino elegido. ¡Sean valientes!

Por eso relaja tanto acudir a una casa en la que den facilidades, lugares míticos en los que el sumiller no es una figura aterradora e intimidante, sino alguien dispuesto a ayudar a disfrutar de la comida por partida doble, gozando como un caimán del Misisipí. Esa extraña conjunción astral se da en uno de los establecimientos que a priori podrían resultar más apabullantes para el ignorante. Con unas dos mil quinientas referencias y más de cien mil botellas, la bodega del Rekondo no es sólo la mayor de San Sebastián, sino que en 2011 la prestigiosa revista Wine Spectator, toda una biblia del alcohol finolis, la eligió entre las cinco mejores del mundo mundial, ¡toma Geroma, pastillas de goma! Desde entonces, como siempre que los forasteros aprecian lo que tenemos escondido en casa, hordas de aficionados a los vinazos llegaron de las esquinas más remotas del globo para tomar una copa a la sombra de los plataneros de la subida a Igueldo.

rekondo_3

Los feligreses del vino sabrán que el suyo es un placer generoso, que no se paladea a solas sino en compañía, rodeado de amigos frente a los que descorchar muchas botellas, hablando de viejas novias, correrías y partidos de pelota. En Rekondo, el senador Txomin y su hermosa hija Lourdes, padre fundador y heredera del caserío familiar, pueden desgranarnos miles de historias y anécdotas en torno a una copa. Como aquella de un neoyorkino al que enseñaron la bodega en la visita habitual, y le contaron, como a tantos otros, que en su colección faltaba la botella de Château Mouton Rothschild de 1947. Meses después, aquel hombre que no les conocía de nada más que de unas breves horas pasadas a su mesa, les trajo esa perla que ahora luce en sus estanterías. En condiciones óptimas, con poca luz, un preciso 78% de humedad y a quince grados de temperatura, igual que el resto de tesoros que ha ido atesorando Txomin Rekondo desde 1964. En aquel año decidió abrir un asador en las faldas del monte, un pequeño tasco que en sus cincuenta años de historia ha vivido una evolución vertiginosa. Estando él a los mandos de la parrilla y su esposa al control de la sala, fueron sintiendo esa de necesidad innata de mejora que se tradujo en mejor vajilla, cristalería alemana, terraza de órdago, parking y una bodega de quitar el sentido. Este mismo mes han resuelto la última reforma que los ha catapultado hasta la modernidad, ya con Lourdes al frente del negocio, ayudada por Iñaki Arregui al mando de los fogones y Martín Flea como DJ-sumiller-residente, locuaz, radiante y eficaz como nunca. Y Txomin sigue allá, como un rey del mambo, gozando como un señor del reconocimiento de los clientes que quedan asombrados por las nuevas instalaciones.

rekondo_5

Pero no crean ustedes y “ustedas” -como diría la ministra de igualdad tras salir de la peluquería- que a Rekondo se va sólo a beber, que también y sin problema, ¡no! Aunque ésa sea la excusa podrán gozar de una cocina tradicional pero dinámica, con clásicos atemporales como el txangurro al horno, las alcachofas rellenas, la menestra de verdura, un cazuelón de arroz con almejas, ostras frescas y jugosas como una novia escandinava, setas o becadas gordas y rechonchas, bien asadas y guisadas cuando aprietan las heladas en invierno; o adaptada a los tiempos actuales con platillos como la morcilla de Urt con confitura de piña o el carpaccio de cigalas con vinagreta de pistachos y guacamole.

rekondo_4

Podríamos continuar la faena con un cogote de merluza a la parrilla, el cochinillo confitado con compota de manzana, la descomunal chuleta asada sobre las brasas, nobleza obliga, y terminar el despelote con un tocino de cielo que es pureza pura o un milhojas de mousse de chocolate blanco y salsa de naranja. Todo regado antes, durante y después por vinos que elevan la experiencia al síndrome de Stendhal del tragón comedor y bebedor. ¡Uno podría vivir sin problemas encerrado en la bodega del Rekondo!, ¡vaya que sí!

Tiren la casa por la ventana y descorchen cualquier botella de champagne o un buen vino de Jerez o una copita de algún vino viejito y enfermo y den las gracias por vivir en un mundo en el que crecen viñas y disfrutamos de tesoros así, que la luna está bien cerca y no tienen ni jamón de York.

rekondo_6Rekondo
Paseo de Igueldo, 57
20.008 Donostia – San Sebastián
Teléfono: 943 212 907
Web: www.rekondo.com
Email: restaurante@rekondo.com
Cerrado: los miércoles, dos semanas en junio y tres en noviembre.

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Campestre
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja / En familia / Negocios
PVP MEDIO: 65 €

Deja un comentario