27 de marzo, 2018, 08:00
O de un vino que nos la pone mirando a Cuenca.
O de un vino para los amantes de los blancos sin gilipolleces.
O de un vino tope fresco y agradable.
O de un vino que nos hace salivar como mastines.
O de unos vinos con una personalidad pelotuda.
O de un vino fetén.
O de un señor verdejo.