
O de una experiencia brutal.

O de una experiencia brutal.

O de un saludo al resto de los sándwiches de esa cosa feliz que es la cocina gringa.

O de un poco de cine comestible hamburguesero empaquetado por Alon Ruvalcaba.

o de un texto bien picoso que recién nos envió alon, compinche y embajador en df.

O de que una vez muera Alon Ruvalcaba, seguirá gimiendo la cocina en el interior de su esqueleto.

O de un chilango leído, comido y viajado como ninguno.

O de un retrospecter como los de muchachada nui para un vino con solera.
