Las Terrazas de Sardalla

Un restorán en medio de todo y en mitad de la nada

Asturias es un paraíso natural que se sale del mapa, de los carteles y de las puestas en escena de Fitur y todas esas ferias llenas de técnicos de ayuntamientos, políticos y funcionarios paseándose para salir en las fotos, ¡flash-flash! Los paisajes, el paisanaje y todo lo que da forma a un territorio lo conseguimos los ciudadanos trabajando como mulas de carga, madrugando y arriesgando el pellejo desde bien temprano en la carretera, hipotecados, apechugando en la cabina del camión, a pie de fresadora, sudando en la boca de un horno de panadería, en la recepción de un hotel haciendo guardias o en un fogón de ensueño como este de Sardalla, colocado en un paraíso llamado La Piconera, salpicado de pastos verdes, vacas, sembrados, paisanos y a escasos kilómetros de la preciosa Ribadesella, que bien merece una visita por su privilegiada situación a la misma vera de la desembocadura del río Sella.

Liset y Moisés son un tándem perfecto, muy buena gente, y se pelean el jornal en sus locales criando además a su churumbel porque son pareja bien avenida, que es algo que ocurre frecuentemente en nuestro sector, en el que muchos cuecen las habas en un mismo caldero sin demasiada ayuda, pues solo echan una mano los abuelos, los amigos, la familia, los clientes, tu gestor de la caja y la gente que te quiere. A tu ayuntamiento, al diputado repeinado, al consejero de chaqueta y corbata y a la administración se la trae floja el desaliento y el insomnio para sacar adelante un pequeño negocio que crea empleo, riqueza y pone en el mapa un lugar como el que hoy nos entretiene, verdadero palacio del papeo, del copeo y de la sobremesa. Todavía me sigue impresionando entrar en un garito y sentir profesionalidad, tesón, constancia y la eterna dedicación de mucha gente joven que se revienta la espalda para dignificar nuestro oficio de tasqueros y guisanderos, atendiendo al público con mimo y muchas ganas. En las Terrazas de Sardalla van sobrados de entusiasmo o a mi me lo parece.

Los patrones se formaron en la escuela de hostelería, echando horas en grandes templos asturianos como Casa Fermín o con el filibustero de Nacho Manzano y se pusieron pico y pala hace ya ocho años sacando adelante un local llamado “Secreto a voces”, que suena a temazo musical de Tino Casal o Pimpinela pero es un tasco en Oviedo en el que se curran la coctelería, ofreciendo vinos nacionales e internacionales por copas y cocinando el mundo en forma de tapas y raciones, ganándose a la concurrencia en un pequeño local de taburetes y mesas altas. En eso llegó Fidel y mandó a parar con la dichosa pandemia y los muy cabritos dieron un paso en firme conservando al equipo, que es el valor más importante de cualquier negocio. Así que dicho y hecho. La propia Liset, Moisés, Sara, Aroa, Emilio, Edén y el resto de la banda se pusieron manos a la obra enviando desayunos empaquetados a media España, montaron cestas de picnic para que la peña se las papeara en la terraza de casa y abrieron un obrador “sin gluten” llamado “La Amasería”, del que salían piezas bien molonas como conejos de una chistera, pues en este mundo todos cabemos y las intolerancias alimentarias no pueden ser jamás barrera para los zampabollos.

Y de allí hasta Sardalla, ¡para fuera telarañas!, abrieron este local soñado en el que son más felices porque pueden vivir y trabajar en el mismo pueblo, consiguiendo pasar allí currelando siete meses al año, que es lo que dura la campaña. Trabajan en un entorno natural extraordinario y el cliente alucina desde que aparca el coche hasta que franquea la puerta, contemplando los espacios verdes desde los ventanales, cómodamente repanchingado en los butacones o instalado en las mesas bien vestidas, armado de cuchillo y tenedor. Reina el mejor producto y la prudencia en las cocciones y en las elaboraciones, que no se salen jamás de madre, reuniendo en el fondo del puchero lo mejor del mar y de la montaña. Así que vayan si quieren disfrutar de la movida completa, vermú en mano, del aperitivo con buen frito de calamar y croqueta, el mejor papeo y la sobremesa larga de tragos largos, fumeteo, compadreo y musiquilla, es el paraíso soñado. Entre las especialidades, destacan las ostras en escabeche, las frituras, la ensaladilla con bonito escabechado, el filete tártaro, el arroz con costilla de vaca, las verdinas con almejas, el cabracho frito con salsa tártara o las carnes asadas o lentamente estofadas, carrés de cordero, lomos de vaca y ternera, carrilleras y “wellington” de hojaldre. Sirven una potentorra tarta de queso y el pastel “babá” lo riegan con ron, pringado de helado de cassata. Disfruten, que nos quedan dos telediarios.

Las Terrazas de Sardalla
La Piconera – Sardalla – Asturias
lasterrazasdesardalla.com

Deja un comentario