Me dicen que soy muy chapas por escrito y no le falta razón al respetable, pues calzo una verborrea mental de tres pares de cojones. Luego en casa no digo ni pío y suelo cenar callado, así que de este vino les diré que es de Ourense, tierra de afiladores y chorizos colganderos.
A mi chica Eli le flipan los tintos ligeros y dice que es un pelotazo cañón con el que vale la pena mamarse. Nos lo chupamos mano a mano, y llevamos tal puntillo que nos estuvimos partiendo el culo de un julai que contaba su vida en una tertulia patética de la tele, rodeado de mamarrachas. Por decirles algo sensato, también sabe a pimienta negra recién molida, ¡menuda cursilada!
Si necesitan más datos técnicos sobre retrogustos y matices nasales, investiguen en internet o en algún portal de sabiondillos del vino, llenos de pitilinadas, puntuaciones y sesudas consideraciones. De nada.
