Puro “Antico Condimento di Modena”

Pues resulta que Eli y el menda lerenda llevamos unos meses de gloriosa dieta verde y nos iluminamos el ojo con platazos de altura guisados con verduras fosforescentes, espinacas, brécol, hinojos, calabacines, coliflores, pimientos y demás primores de la huerta.

Los primeros días se nos caen los ojos de la pena, pero en cuanto pasa el mono de grifa de grasa, vino y perdición, te instalas en un bálsamo de quietud y de color dominado por los pistos, las alboronías, las sopas, los estofados vegetales y ese reino clorofílico que se embellece con los destellos de los ajos, el picante y el insuperable aceite de oliva.

Uno de nuestros proveedores de drogas veganas se llama Francesc Collel, y desde su colmado digital nos larga toda la mandanga necesaria para currarnos unas vinagretas de infarto, salpicadas de mostazas, aceites de oliva y frutos secos o virguerías como la de la fotografía, un condimento alimentario elaborado con mosto de vino reducido y aceto balsamico de Modena verdadero que pone los pezones como estiletes a cogollos de lechuga, rabanitos, escarolas o achicorias en cuanto lo derramas como una pringosa lluvia dorada sobre tallos, hojas y demás bordados.

Quitarse kilogramos con alegría y buenos alimentos es clave para transitar por una caribeña vereda tropical, ¡viva Celia Cruz y el timbalero Tito Puente!

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