Los camareros castas son una especie en extinción pues igual que un día cayó un meteorito y se fueron al carajo los dinosaurios, al rebufo del cansinovirus, la crisis hostelera de las pelotas y los “bartenders” cursis y “repeinaos”, las barras y el mundo del combinado se fueron momentáneamente al garete.
Pero volverá la luz y el guirigay y los cubos de hielo volverán a sentir esa lluvia dorada de la ginebra y el agua de tónica burbujeante. Para muestra un botón, pues en la fotografía tienen al gran Sergi Martínez sujetando una botella pelotuda, distribuida por peña riojana, que todo el mundo sabe que es gente que no pierde un minuto con tontadas.
Si necesitan más datos técnicos sobre retrogustos y matices nasales, investiguen en internet o en algún portal de sabiondillos del vino, llenos de pitilinadas, puntuaciones y sesudas consideraciones. De nada.