Hígado de ternera a la brasa

Lo prometido es deuda, así que lanzo por escrito esta receta a la manera telegráfica de Gastón Acurio. Pillen un hígado de ternera de leche de dos kilogramos y medio. Alumbren una parrilla con carbón de encina y cuando la brasa forme un manto gris, coloquen la pieza entera a media altura, espolvoreando abundante sal marina. El calor acaricia la carne y penetra poco a poco, formando una ligera costra dorada.

Asoman ligeras gotas de plasma y a los cinco minutos de reloj, den vuelta con cuidado a toda la víscera. Salen generosamente y tengan el hígado cinco minutos más. Pasados, coloquen la pieza sobre una tabla y dejen reposar unos minutos antes de trinchar en tajadas gruesas.

La mejor guarnición es la mostaza, un encebollado oscuro y el molino de pimienta como centinela. Se sentirán Hannibal Lecter. Repriman sus ganas de morder el cuello a su vecino de mesa. De nada.

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