Huevo y mahonesa

El mundo es de los que meten mucho chorizo en el bocata, comen callos con morro y pata a cucharadas, hacen barquitos de pan en café con leche y refriegan con el dedo la grasa que las croquetas de jamón dejan en la bandeja. Recién inaugurado 2020, más que nunca, puedo escribir bien alto y en mayúsculas que la gastronomía es un arte AMARGO, pues comemos para olvidar nuestro último empacho, ¡menuda putada!

Me arrastro por los bares con el único deseo de sacarme de encima las lorzas navideñas, mientras bebo infusiones calientes con el dedo meñique señalando a Ubrique, ¡tierra de anchas dehesas!, contemplando los restos de un horrible naufragio, ¡hombre al agua!, ¡báscula a estribor!

Nada me la pone más tiesa que las banderillas con mahonesa y huevo cocido y les confieso que siendo chaval los cocía por medias docenas para la merienda, metidos en rodajas entre pan con tomate, lechuga verde y bonito en aceite de oliva. Vacié contenedores de “Musa” untada en huevo duro y siento temblores en las piernas cuando descubro en el horizonte ejemplares como el de la fotografía que ilustra este triste lamento.

Hoy me siento como el San Juan Nepomuceno, aquel navío de la Armada Española que terminó apresado en Trafalgar por una pérfida escuadra pilotada por escuálidos marinos británicos, hijos putativos de las coles, el “sangüis” de pepino y el oscuro “Marmite” rico en sustancias depresivas.

3 comentarios en “Huevo y mahonesa

  1. El tío de la bara

    Que gilipollez de artículo. Espero que no te hayan pagado semejante basura.

  2. Miguel Naves

    David eres un fenómeno !!! Aunque algunos no lo entiendan, que sabrán de guarrindongadas estos veganos cerebrales, un abrazo desde Asturias !!!

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