Haragán 2014

Si están delicados y los llaman a grito pelado “haraganes” de la pradera, siéntanse insultados porque así reconocen en Cuba y Venezuela a un utensilio para fregar el suelo y dejarlo todo lustroso y brillante como la patena.

Aún peor, una segunda acepción recogida en el diccionario los considera también vagos de capirote, es decir, personajes que rehúyen el trabajo y salen pitando en cuanto asoma faena.

Si arriman la nariz a este trago extremeño verán reflejada la singularidad de un viñedo longevo de Tinta Roriz portuguesa y Garnacha Tintorera, que se revuelcan en la copa ofreciendo un vino con hechuras que huele a tierra de conquistadores, guarros, calderetas, pestiños, jaras, retamas y perrunillas.

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