Si van a Sevilla visiten a los amigos de Tribeca y pillen un sitio en esa barra desnuda de tapas, que en un abrir y cerrar de ojos, se pone hasta arriba de chacinas, mariscos, “pescaítos” fritos o cualquiera de las especialidades que borda Perico.
Su hermano, que atiende con pasión y mucha soltura, es un enamorado de las manzanillas pasadas que acumulan años y envejecen con nobleza.
Ese proceso oxidativo que a muchos horroriza y a otros trastorna con locura, se vuelve en boca un jardín de la alegría en cuanto se combina con salmonetes, erizos y todo tipo de enseres de artillería yodada.
A palo seco es salina y sabe a marea baja, a esteros y a hueva seca de mújol … ¡tiriti-tran-tran-tran! … ¡viva Camarón!