O de unos caramelos del copón de la baraja.
Hoy las tiendas de chuches están hasta el cogote de gominolas multicolores y multiformes: ballenas triponas, petazetas, plátanos fluorescentes, minios renacuajos y toda una artillería chillona que vaya a saber usted de qué coño está hecha pero que incita al picoteo cerduno sin control, las cosas como son.
Ante este panorama uno se da de bruces cuando un día le mandan distintas bolsas de caramelos artesanos con ese sabor viejuno y nostálgico que lleva grabado en la sesera desde que era un infante. Los de Picalsina se curran unos caramelos como los que ya casi no existen, elaborados en una cocción a fuego que aporta tonos y matices únicos y rellenos en su interior con el elemento diferenciador de cada gama.
El jarabe toma forma al fuego y luego se sigue torneando, para después liberarse de las ataduras del molde y mediante un garbillo, y a mano, golpearse entre ellos para que se pulan en su imperfecta redondez.
El sabor más clásico quizás sea el de azúcar tostado con yema de huevo, pero todos mantienen esa identidad propia de caramelazo sobrio y auténtico, el llamado crocant, con trocitos de almendra, el picardía, que es el que se elabora con avellana, el de miel, el de eucalipto o el ecológico. El caramelo es vicio de chiquillos que se mantiene hasta que uno se hace más viejo que las maracas de machín, ¡como hay un dios!
Caramelos Picalsina
Carretera del Pozo, 182-A
Ontur 02.652 Albacete
Teléfono: (34) 664 242 496
Pagina Web: http://picalsina.com
Email: info@picalsina.com
Deberías también saber que el sueño es un explotador, que nadie quiere trabajar con el. No le gusta ni que la gente pare para ir al baño. Almorzar y comer tampoco, por supuesto.