Las patatas fritas son como el chocolate, no hay cristiano en su sano juicio a quien no le gusten, y si lo hay, ¡no sabe lo que se pierde! En veranito, con una caña recién tirada son éxtasis primoroso, solo hace falta que crujan como el demonio y tengan un saborazo a patata y aceite de oliva fetén, como les pasa a las papas fritas Casa Paco, que para algo están hechas en Jaén, tierra de olivos.
Casa Paco nació como freiduría de patatas en el año 1942 y al parecer siempre estuvieron ligados a los acontecimientos sociales más relevantes de la ciudad, el partido de los domingos del equipo de fútbol local, las ferias, la Semana Santa… no en vano en la España de la época no había cine, teatro o bareto en el que no las vendiesen. Hoy día en sus tiendas especializadas siguen ofreciendo sus características patatas con su bolsa de color amarillo viejuno tan peculiar, y es que una marca que tiene como lema “para los gordos y para los flacos patatas Paco”, no pueden más que derrochar solera por sus cuatro costados, ¡vaya fenómenos!
El primer puesto de venta al público en la calle se instaló en el Paseo de la Estación en 1943. Hoy, después de medio siglo, la materia prima que diferencia su producción sigue siendo la misma de aquel entonces: el aceite de oliva de la tierra. Además cuidan que la mejor patata llegue a su tostadero-freiduría para sacarle toda la chispa del mundo. Casa Paco, “pruebe una y no quedará ninguna”. Lo dicho, ¡qué torpedos!
Espinosa e Hijos, S.L.
Pol. Ind. Los Olivares
C/Beas de Segura, 3
23.009 Jaén
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P.V.P.: 1,50 €/250 g
