Kabuki Abama

O de un restaurante de inspiración oriental en las que se siente la sabrosura local.

Integra el recetario fundamental tinerfeño con especialidades de inspiración oriental.

Ricardo Sanz es sheriff de los alabados Kabukis madrileños y el tipo castizo con más alma de japonés que hayamos conocido jamás, silencioso, metódico hasta el tuétano, perfeccionista, apasionado en su recogimiento, currante sin límites y pedazo de cocinero entregado a la causa nipona que ha hecho de la fusión, no un término sobado por la mercadotecnia, sino una bandera sabia del mestizaje y perfecta en su ejecución.

Todavía recuerda con nostalgia cómo estando en aquel garito que regentaba en plena Verbena de la Paloma, “La Bombilla”, se le encendió la chispa -pura premonición- al recibir la visita de Masao Kikuchi con quien trabajó durante años en el ya desaparecido Tokyo Taro; Aquel y no otro fue el comienzo de un matrimonio de los que se constituyen indisolubles, la cocina japonesa y Ricardo se prometieron amor eterno y fecundo en la salud, en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe.

El resto es ya historia por todos conocida, el primero de sus locales en Madrid vio la luz hace más de una década y allí surgió la cocina Kabuki de Ricardo, una combinación de cultura oriental ilustrada con el mejor de los barnices mediterráneos que prima, por encima de todo, la calidad superior de los ingredientes y la sencillez y elegancia de las elaboraciones, con bocados inmaculados en su pureza, de una delicadeza y finura sin igual, como la peli de Lee, puro sentido y sensibilidad.

Antes de que la segunda sucursal del Wellington madrileño viera la luz en 2005, los propietarios de uno de los hoteles de lujo más impresionantes del mundo, el Abama tinerfeño de Guía de Isora, fascinados con el oficio del maestro, decidieron que su establecimiento debía contar con un Kabuki isleño en cuanto abriese sus puertas al público, así que dicho y hecho, hoy uno de los mejores restoranes japoneses de Europa tiene sucursal frente a La Gomera.

Eligieron una decoración sobria y elegante, austeridad que palpita en rojo y negro, y bajo la supervisión de Ricardo, Daniel Franco tomó las riendas de sus cocinas, pues es tipo serio y centrado en la tarea que no levanta el ojo de la sala y conoce a la perfección las consignas de la casa, a saber, técnica depuradísima, cortes precisos, presentaciones impactantes y mucha imaginación en el uso de ingredientes canarios como pescados o especialidades exóticas, que lucen impolutas vestidas con ropajes de infarto.

Por eso, ténganlo claro, lo que más impone en la carta del Kabuki Abama son todos aquellos platos que utilizan verduras orgánicas de la zona o integran el recetario fundamental de la isla en especialidades de inspiración oriental en las que se siente la sabrosura local: el tártaro de ijada de atún con huevos estrellados y papa canaria, el usuzukuri de cherne con salsa ponzu o la empanadilla gyoza rellena de cochino negro canario, plancheada con un jugo de carne delicioso, podrían matar de gusto a cualquier ermitaño que bajara poco convencido de las montañas.

Confieso que cenamos tres días seguidos en esta sucursal del placer, superando en cada una de las noches el listón del banquete anterior; Reciben con un sashimi de melón y kaki, la estratosférica ostra con salsa picante, verdadero ostión marinero, y un pozal de nasu kamo o berenjena frita con salsa miso y sésamo, golosina sin rival de la que podrían comerse todo un canasto; Son más que recomendables los usuzukuris de mendreska de atún con pan y tomate o el de carabineros, rebanados finos y bañados con un extraordinario y sedoso jugo de sus cabezas que demuestra que esta casa guisa y se viste por los pies; Den paso al tataki de atún con salsa de ciruela fermentada umeboshi y a la colosal selección de sushi nigiri del chef, salmón tostado con azúcar moreno, arenque marinado, pescado y salmorejo con jamón, un acevichado con cilantro y chile verde, chipirón crudo con cebolla caramelizada, tortilla dulce y pez mantequilla con pasta de trufa, ¡brutales!

Si aprecian la cocina gore agárrense las orejas y prueben el gunkan maki de tuétano de vaca y huevo frito de codorniz, que jamado de un bocado estalla en la boca en una mezcla de yema cruda, arroz y mantecoso pringue de vaca; Los futomakis en tempura con aguacate y langostino, o el de huevo hilado y cangrejo, otro de huevas con salsa thai y el de lechuga de mar y salmón picante, anuncian el final de unas Bodas de Caná que se rematan con el temaki de algas relleno de arroz e ijada de atún, un pichón asado con impecable salsa teriyaki trufada y el lomo de buey a la parrilla, guarnecido de arroz glutinoso y setas.

Un servicio multicultural, amable y diligente encabezado por Jaime y Karen “la limeña”, Rocío y Catarina, convierten la visita a casa de Ricardo en una experiencia inolvidable. ¿Y de postre? La mejor forma de evitar la tentación es caer rendido en ella, así que pónganse tibios de cremoso de yuzu y panacotta de té verde, soberbia medicina para conciliar felices sueños o darse antes un bañito en la piscina.

Kabuki Abama
Abama Golf & Spa Resort
Crtra. General TF-47, km. 9
Guía de Isora-Tenerife
Tel.: 922 126 000
www.abamahotelresort.com/kabuki_es
www.restaurantekabuki.com

COCINA Nivelón
AMBIENTE Modernito
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja
PRECIO 150 €

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