O de que su música te lleva allá donde quieras.
Tengo otra confesión que hacer: Nunca he sido mucho de celebrar cumpleaños comerciales (tipo el 60 aniversario de Raphael en escena –ojo, que me encanta—o algo así como que “El Dúo Dinámico cumple 50 primaveras sobre los escenarios”). Pero voy a hacer un par de excepciones un poco fríkers, eso sí.
En este bendito 2011 se celebran 100 años de la muerte de Gustav Mahler (raro, eso de hacer una efemérides de la muerte de alguien, ¿no?). Director y compositor nacido en Bohemia, fue pionero entre los directores europeos que hicieron carrera en Las Américas –trabajó en el Met neoyorquino– y acabó sus días –literalmente– en Viena, donde había estado al frente de su todopoderosa Filarmónica.
Confieso también que he tardado en descubrirlo, que era reacio a abrir las orejas a su maravillosa música, pero les aseguro que ha sido un encuentro muy afortunado.
La música de Mahler, y en especial sus sinfonías, te llevan allá donde quieras. Aunque en su tiempo se le acusó de que sus composiciones eran demasiado largas, algo que también les ocurrió por ejemplo a Mozart con sus óperas y a Beethoven con sus sinfonías, ahora sólo nos podemos lamentar de que no duren un poco más… Y de que Mahler no dispusiera de más días para completar su gran jardín musical.
La música de Mahler emociona, impresiona, es un despliegue infinito de colores, efectos y contrastes, el cielo y la mismísima tierra en cuestión de segundos. ¿Cómo conseguir que una orquesta de cien músicos suene como un sexteto? ¿Cómo hacer que a los tres minutos esa formación se convierta en un torrente de sonido capaz de llenar el la bóveda celeste?
Saborear a Mahler no requiere gran protocolo. Un poco de calma, bebida larga o larguísima, potente equipo de música y, para redondearlo, buenas vistas. ¿Con quién lo aliñamos? ¡Ay! Para gustos, directores… A mí me gusta escuchar a la London Symphony con Valery Gergiev en grabación en vivo, pero si tengo que poner en juego también los ojos para ver la música, me rindo a las grabaciones recientes de Claudio Abbado con la Orquesta del Festival de Lucerna, de la que dicen que es una de las mejores del mundo. De un director italiano y una orquesta de Babel conformada por los mejores instrumentistas de mil nacionalidades surge un Mahler refinado, elegantísimo, sonriente y convincente.
Mi favorita es la Primera Sinfonía, llamada Titán, con su tercer movimiento hipnótico, sencillamente indescriptible con palabras.
Pero no se pierdan su Tercera, ligada a la naturaleza y con maravillosas intervenciones de mezzo-soprano y coro infantil y de mujeres. También me rindo a Abbado y a Jessye Norman, esta vez con la Filarmónica de Viena, con la que Mahler tuvo una relación especial, cuando menos.
Ah… Y si quieren pasar nueve de los mejores minutos de su vida, no se pueden perder el Adagietto de la Quinta Sinfonía. Nada más que decir.
Hay muchísimo más que descubrir, háganlo ustedes mismos, y no duden en preparar un buen ágape para celebrar la música. En este caso, de Mahler.
Más, en próximas entregas.
Nota: Con la inestimable ayuda de Pep Gorgori, musicólogo y periodista.
La cuarta en Sol M mola a saco.
<3 Adagietto…
<3 Adagietto
Es un placer leer lo que escribes..Un plcer escuchar lo que diriges..un plcer comer lo que cocinas..no eres el hijo de dios pero seguro que primo segundo….un placer…
Este octubre hacemos Mahler 3 Symphony… Ya te pasare la grabación!!!
Un saludo y es un puntazo compartir profesión y afición!!! Ahora si!!!
Eres un crack!!! Y viva Mahler!!!
ME ENCANTA EL COMENTARIO DE VIOLETA,AUNQUE SOMOS APOSTATAS,JEJEJEJE,VIVA EUSKADI,CON GARROTE.
El artículo lo ha escrito otra persona, no David…Daniel de la Puente se llama el hombre, al quien no tengo el gusto de conocer. Yo trabajaba en su calle de Amsterdam!
Sólo me gustaría añadir la cuarta sintonía cómo una de las grandes maravillas de la música. Celebro tú buen gusto musical!
Se me ha adelantado Juan Calduch, la cuarta es tan, tan, tan total que me cuesta levantarme de mi asiento cuando acaba. Lo de Abbado en Lucerna es maravilloso, y los vídeos preciosos, una realización muy adecuada y … a disfrutar.
Saludos