Bascook

O de una topera oscura que luce carta al  estilo National Geographic.

Un lugar idóneo para comer y perderse con la mujer equivocada

Como habrán comprobado ustedes mismos en numerosas ocasiones, existen locales en los que puede uno escuchar la música celestial de la quietud y el relajo, que es algo parecido a tumbarse bajo un árbol, pero sentado en una silla ante un mantel. He comido tanto y en tantos sitios, que afiné el sentido de la percepción como los topos, que se guían bajo tierra sintiendo la energía de los caudales y los torrentes subterráneos con un olfato fuera de serie, recogiendo esas pistas que indican mucho antes de que se acerque un camarero, si está uno instalado en casa decente.

Bascook es topera oscura, lugar idóneo para perderse con la mujer equivocada, pues hace falta ser Indiana Jones para tropezar con tu cuadrilla o que te encuentre tu señora; si por remota casualidad están allá dentro cenando, el guirigay arquitectónico de esta catacumba bilbaína, lo protege a uno de ser pillado con las manos en la masa.

Les hablaba de esas sensaciones que te dicen si estás bien, sin más, o anuncian que lo que pincharás con el cubierto será auténtico, currado en el fondo de la olla o, ¡pardiez!, un ejercicio de acrobacia rematado con brochazos sobre la vajilla, como en el lejano oriente; a veces sucede que todo apesta a quiero y no puedo, ese intentar guisar lo que pocos saben, molestando, a fin de cuentas; en este caso, y al más puro estilo Vila-Matas, muchos podrían tomar ejemplo del doctor Pasavento o de Robert Walser y tomarse seriamente aquello de desaparecer de golpe y porrazo, para no dar más la murga. No es el caso del local de mesié Elizegi, pero por comentar que no quede, aunque el chef residente frunza el ceño y sepa mejor que nadie que es buen negocio pasar inadvertido, ese viaje fascinante y valiente que al bueno de Walser le llevó al manicomio de Herisau, acabando con sus huesos enterrados bajo la nieve.

Acerca de Bascook, escribiría el bueno de Walser si fuera un Arrieta de la vida o repelente niño Bixente… “fina pensión para caballeros recomienda a caballeros refinados, o cuando menos de mejor condición, su excelente cocina, que es tal que podemos decir con la conciencia tranquila que satisface al paladar mejor acostumbrado y cautiva al más vivo de los apetitos. Renunciamos a interesarnos por estómagos demasiado débiles. El arte culinario que ofrecemos responde a una educación superior, con lo que quisiéramos haber indicado que nos será agradable ver comer en nuestra mesa sólo a tipos realmente instruidos. A aquellos que se beben su sueldo mensual y por tanto no están en condiciones de pagar en el acto, no deseamos verlos ni de lejos; más bien apreciamos, respecto a nuestros muy estimados comensales, sutil decoro y galantes modales. Encantadoras y gentiles muchachas suelen atender las mesas, bellamente dispuestas, adornadas con luz y cojines mullidos de todas clases”.

Siéntense allá y recibirán un diario impreso con su estrella roja, que es la carta en su edición primavera-verano 2011; en titulares y al más puro estilo del National Geographic, “viaje por las islas Faroe con los hermanos Giraldo”, y un reportaje sobre “invasores del espacio que andan por Bilbao”, como Orson Welles y su Guerra de los Mundos, ¡caray!; luego el chef Elizegi, que también es poeta, nos escribe acerca de “unos duendes de la sal que disfrutan del lugar, revoloteando por los fogones, alrededor de las cazuelas, hablando de mercaderes y aduanas”, mientras su equipazo de cocina pone ollas a todo trapo, se preocupa del mercado local y de cocinar con honestidad y frescura; “al año de alzar la persiana esos mismos espíritus que habitan el local andan celosos, pues ven el viejo almacén lleno de amigos, mesas animadas, risas, charla, mujeres y burbujas en las champaneras”, que venga Friker Jiménez y los apacigüe con la güija, pues al sheriff esas almas perdidas “le esconden el ordenata para que no encuentre sus últimos apuntes y los soborna para que reine la paz con pimientos asados, pan picante, ceviches o las llaves de la bodega”.

Por lo visto, en el viejo almacén de sal deambulan unos seres que “descansan de día y comparten Bascook con todo pichichi, escuchando y riendo con las historias de los amigos que allá reservan mesa desde hace un año”, zampando sin tregua ni cuartel productos locales vestidos de colores, disfrazados de todas las cocinas del mundo, ¡viva Zapata!; les pondrán sobre la mesa un cesto de hogazas de Saturio, afamado panarra de Lekeitio; seguirán con un cancarro de gazpacho, nada de copitas ni cucharas bobas, lo llevan a la boca y se lo beben en dos tragos largos; la cecina es de Alonso made-in-Astorga-stainless-steel, acompáñenla de piparras fritas, croquetas de manitas de cerdo y “cascarillas a la brasa”, mejillones, berberechos y almejas en su jugo con ajos; el maki de oliva negra, tiradito de atún en ajodashi y quinoa roja está de rechupete, tanto, como los macarrones a la vizcaína con torreznos y caracoles a la brasa, muy adelgazantes; rematen con huevos rotos con hongos y ratatouille o la Bascookburger a la brasa, poco hecha, con pan de yogur al ajo.

La tatin de manzana con crema de almendra y helado de caramelo, la sable tostada con vainilla y helado de pastel vasco o la cheesecakeOreo con frutos rojos y helado de sake están de rechupete. Bordan las infusiones, tanto o más que el café y los combinados ontherock’s, mezclados con gracia.

Bascook
Barroeta Aldamar 8
Bilbao
Tel.: 944 00 99 77
www.bascook.com

COCINA Todos los públicos
AMBIENTE Modernito
¿CON QUIÉN? Con amigos / En pareja / Negocios
PRECIO 60 €

1 comentario en “Bascook

  1. Una ET en Euskadi

    Primero quiero decir que el nombre del local de mesié Elizegi me parece muy original e invitador
    Segundo, que la prosa de todo el post es tan poético, florida y llena de imágenes: «un ejercicio de acrobacia rematado con brochazos sobre la vajilla». Tan bien escrito como lo del bueno de Walser o, seguramente, como la poesía de Elizegi
    Tercero, que es un ambiente seguramente ideal para perderse con el «hombre acertado» (no sé de que va eso de la «mujer equivocada», aynss! hombres!)
    Habrá que ir, habrá que encontrar, primero, al hombre correcto

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