O de una reflexión sobre los neo-gourmets y los repipis nuevos ricos gastronómicos.
Nos anuncian sin pudor el mejor yogur del mundo y cervezas que posiblemente lo sean mientras desfilan ante nosotros quesos de plástico, galletas fofas, bebidas que son pura ponzoña y toda una artillería de vulgar manduca que presentan como el mejor papeo que pueda uno llevarse a la boca. Se les congelarían las meninges si escucharan a un corrillo de “neo-gourmets” cómo aliñan sus tomates con sal cristalizada del Cañón del Colorado.
Me troncho de risa con el “nuevo rico gastronómico” que puntúa sin aliento todo lo que se lleva a la boca fuera de casa; igual da que sea tocino, un trago largo, pan de leche, pincho, un restorán o la última creación del chef aliñada con poliestireno comestible; paellas de nueve sobre diez, hogazas de ocho, vinos de siete, tascas de seis y bocatas de cinco, que del gusto, pegaríamos un brinco.
Las puntuaciones y sus decimales, como las armas, las carga el diablo.
Publicado el 04/04/2009 en Diario Vasco.
Insufribles, querido, IN—SU—FRI—BLES. Yo los he escuchado a mi vera y trabajando, en la mesa de la cocina……
por cierto, disfruté con tu reflexión de esa bolsa de leche! salud!
jejejeje… y porque la escala de puntuaciones solo va del 0 al 10.
Imagina una escala del 1 al 100 (uys, si existe… en los vinos xD).
Nada, las cosas estan ricas o muy ricas… :)
Pues me alegro, Jorge.
«aurevoar»
No son estos neogurmetsnuevosricosgastronomicos los que sostienen todas esas «bobadas» de la neotecnococina emocional… ?
Me temo que sí!
Alguien que todos conocemos dice que solo hay 2 cocinas: la buena y la mala. Lo suscribo.
Cierto, las puntuaciones y criticas las carga el diablo.
Yo estoy con juan. ¿Qué tipo de gente crees que lee mi blog, el tuyo, el del pingue, …? Pues lo que tú llamas «neogourmets» y «nuevosricosgastronómicos». De hecho, no sé hasta qué punto yo mismo no soy uno de ellos (aunque, naturalmente, uno jamás se autocalificaría como miembro de esa especie).
Es más, creo que si no existiera el neogourmetismo este blog no existiría (ni muchíiisimos otros).
En cuanto a las calificaciones, no es algo que se limita a las artes culinarias. Todo el mundo quiere que alguien le diga «tienes que ir a tal exposición, que es genial» o «este concierto ha sido una mierda, podíamos haber invertido los 100 euros de la entrada en comprar cacahuetes y dárselos a la mona chita». Las revistas de consumidores nos dicen «la maquinilla de afeitar tal es mejor que cual» (sabe dios por qué) y las de informática puntúan ordenadores, impresoras o cámaras web.
Por un lado es lógico: las personas humanas no dominan todas las áreas del saber, y buscan en los gurús los guías espirituales para moverse en un mundo que no conocen. De ello surgen dos problemas:
1) Que los gurús no sean (¿seáis? ¿seamos?) más que farsantes de feria, titiriteros que disfrutan con la idea de dominar el destino del prójimo.
2) Que los «buscadores de consejos» no sean (¿seáis? ¿seamos?) más que marionetas dominadas por sepa usted qué intereses y perdonas.
Ho detto.
Lord worldgate, sus apreciaciones son siempre luminosas y bienvenidas en este blog que es también suyo. ahora bien, he de decirle que mi proximidad a la muga francesa y el haber vivido en una casa con amplia cocina y gruesa biblioteca me permite asegurarle mi no pertenencia a la estirpe de los que sazonan su filete con sal himalayensis de reflejos rosáceos. aunque bien pensado mi carácter bronco e insoportable quizás sea síntoma de la tontuna mental que presumo no padecer, qui lo sa. reciba un fuerte abrazo, mi respeto y consideración hacia usté, el cantón de A-town y todos los A-townenses de bien. dios guarde a isabel the second!
Ah, qué bonito, «dominar el destino del prójimo»… con una recomendación donde comer el mejor platillo de lentejas, pero si hasta parece el sueño utópico de mi personaje de novela, ja.
Pues yo agradezco cuando alguien ilumina mi elección a un buen tequila, un buen restaurante o todo lo contrario con sus críticas y entonces me vuelvo repelente. Pero claro, primero tiene que haber sido probada su eficacia como gourmet.
Las otras parafernalias exóticas esas son mamadas.