O de que aquí llega una nueva edición de las crónicas de una jamada anunciada.
Como todos ustedes sabrán, comenzó ya la primavera que la sangre altera y en esta ocasión acudieron menos comensales a la mesa. Bajó el aforo, sí, pero reinó la alegría aliñada con franco espíritu jovial y un apetito del carajo. Suelo pensar que en las cenas que preparamos en Aldabe guisamos en cantidades industriales para que luego podamos decir al colega inoportuno aquello de donde comen tres, comemos veinte.
Y así suele ser, nunca falla. La bonhomía y la predisposición al disfrute son nuestras señas de identidad y unidas a una paciencia infinita con las mujeres del Bidasoa, nos convertimos por arte de birlibirloque en personajes de novela de Emilio Salgari -el de Sandokaaaaan!-.
Pues eso. Cuarta crónica.
Comensales. Jesús, Iker, Paco y quien esto escribe, el Bolo para servirles.
Prolegómenos. La tarde empezó a las 16.55 con una inesperada y guapa choferesa que me llevó hasta Irún, ¡mi madre! Después de veinte años sin andar en automóvil ha renovado su licencia de conducción con un arte flamenco que no hay quién la sople, genio y figura hasta la sepultura, qué cabrona.
Acto seguido acudí como socio a la asamblea ordinaria de la sociedad Aldabe para aprobar los presupuestos del año y la incorporación de nuevos socios. No sé si interesa a alguien esto, pero mi crónica la redacto yo y punto.
Una vez terminadas mis obligaciones contractuales, me encaminé hacia el polideportivo municipal de Irún “Artaleku” para ver jugar al Club Deportivo Bidasoa, que de vez en cuando juega al balonmano como un ballet sincronizado.Resultado del enfrentamiento, C. D. Bidasoa 31 – Frigoríficos Cangas de Morrazo 24.
Después del partido, al mercado con sensación de aprovechar bien la tarde y llegada a los fogones de la sociedad a las 20.45 para arrancar con la cena.
Comenzamos con la preparación de la salsa para las albóndigas y los aperitivos fríos y calientes.
De entrantes. No sentamos a la mesa a las 22.15 ante unas translúcidas lonchas de cecina de León y gambas al whisky flambeadas con sus mismísimos bigotes.
De segundo. A las 23.00 aterrizan los salmonetes a la meunière, que quedan de rechupete si los fríen enharinados, bien churruscados y recuperan los jugos del fondo de la sartén con un poco de caldo, zumo de limón, mantequilla y perejil picado.
Y de guarnición de los salmonétidos, unas albóndigas en salsa con patatas fritas en dados que son un primor. Si se fijan en la foto de la derecha, las papas friéndose en el aceite son pura poesía abstracta, como de museo de arte moderno, vamos.
De postre. Una cuña cremosa de queso Cabrales con más tronío que María Callas interpretando “Casta Diva” en el barco de Aristóteles Onassis y un brazo de gitano a reventar de crema pastelera.
Bebida. Durante la preparación del condumio bebimos Kas de limón -para subir el azúcar en sangre después de tanto grito en las gradas del polideportivo-, sidra fresca, vino tinto crianza, agua mineral natural del manantial guipuzcoano de Insalus y mis “kalimotxos”.
Cafés. A las 23.55, expressos con sacarina -los niveles de azúcar a estas alturas de la cena están por las nubes, hay que andar con cuidado que la edad no perdona-.
Copas. Escoltando a las copas más habituales, roncola, gintonic, orujo para hombres y charla arreglando el mundo y todos su conflictos armados.
Salida de la sociedad a las 3.30 de la madrugada.
Mención aparte merece la mano del cocinero Jesús Viana -que Dios guarde muchos años-, pues si no lo nombro con un solo apellido me parte en dos, que el otro día puse dos apelidos y casi me filetea, no hay manera de acertar con este hombre.
Vuelta al ruedo y para casa.
Hora de arribada: dato no disponible.
Seguiremos informando.
Crédito fotográfico by Bolo
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Para mi gusto los salmonetes exquisitos, y aparte es de agradecer el trabajo de Jesus dejandolos sin ninguna espina.¿Para cuando una foto del cocinero?. Chicas y chicos cuando lo veais vais a decir, me lo quedo; es buen cocinero y encima está bueno.¡Vaya partido!.
yo también espero que en alguna entrega futura el bolo nos obsequie con la foto del chef!