Víctor Bordón

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O de que yo conozco a este tipo, te lo juro por mi madre.

Fue ayer mismo, viendo la peli Che El Argentino de Steven Soderbergh. Se lo largué a mi chica entre emboscadas, bombazos, metralla y disparos, en el momento justo en que Bordón hace acto de presencia ante el comandante, interpretado por el morlaco de Benicio del Toro, que está enorme en su papel, ya de paso y por comentarlo.

Pues sí, amable lector o lectora de este blog de las pelotas, conocí en La Habana a Víctor hace ya un taco de años, en un viaje memorable con otros dos colegas, que son testigos y darían fe de lo que acá se cuenta.

Una odisea que arrancó movidita, con tifón pegado a la cola del avión y en la que hicimos todo tipo de maldades: montar fiesta y guaracha en azoteas, encender de madrugada el primer puro del día y no parar de fumar ni roncando, tráfico de divisas, broncas con la policía, beber cientos de daiquiris en el Floridita, salir pitando en coche del 520 de calle Industria y demás artillería de aventuras inconfesables, que luego lee esto mi madre y le da un colapso, pobrecilla.

El caso es que una mañana de chicharra y humedad insoportable acudimos a una cita con el amigo Bordón, que nos recibe en un despacho con su mesa, dos sillas y perchero, ningún papel a la vista, para partirse la caja, lo juro, allá sentado, fumando un habano tierno. Calzando botos de piel de serpiente, como los vaqueros del Sudán y revolver ajustado al cinto -por mis muertos-, manga corta y pelo cano. Lo pasamos bomba, ese mediodía comimos con tal bandido en Boyeros, junto a la leprosería de San Lázaro.

Nos llevó a un paladar escondido en su finca, una casa colonial rodeada de flora y fauna peligrosa, allá todo pincha, muerde o ruge: puercos lanudos, cacatúas de mal agüero, lagartos verdigrises, perros chungos, ranas de mírame y no me toques, tritones venenosos y flores de esas que uno roza y dan bocados. La selva da yu-yu, ya sabes, te pica un mosquito y se te cae la fila entera de dientes.

En la mesa nos reunimos todo un batallón de artillería, pues cuando come un cubano de alta graduación, sus tres generaciones familiares al completo lo escoltan en la mesa, por si las moscas. Son las reglas.

bandera16Bajo un porche de madera y a la sombra de malvarrosas, caobas y cedros, arrancó un festival de cocina aborigen, mestiza y africana, con todas sus danzas: chicharrones, sopas de pollo y albóndiga, plátano frito, frijoles, ajiaco caimanero, papas con huevos y pepinos, arroz con quimbombó, moros y cristianos, congrí y puerco asado, todo regado con mucha cerveza Cristal helada con remate final de torrijas en almíbar, cascos de guayaba y buñuelos de yuca.

Roncito añejo, puros habanos y a dormir la mona.

Cuando recobramos la conciencia, Bordón había puesto pies en polvorosa, como un Coyote. Contó historias del Che que no recuerdo y recreó todo tipo de ataques por tierra, mar y aire. De entre todas ellas, juró derribar un avión él solito, a palo seco, con sus dos alas, timón de vuelo y su piloto dentro. Jódete y baila.

Una muestra de la consideración que el comandante le tenía a Víctor la recojo en esta anécdota que escribió Oscar Fernández Mell, médico invasor de la columna 8 Ciro Redondo, uno de los hombres que estuvo con Guevara, en 1965, en la guerrilla del Congo Belga:

Como se sabe, la dirección congoleña pidió que nos retiráramos y algunos compañeros, ya entrenados, no pudieron incorporarse. Sí recuerdo, que cuando yo entré al Congo y le informé al Che sobre los hombres que debían incorporarse a la guerrilla, le precisé: “Entre ellos viene Bordón.” Y él me respondió: “Coño, esa sí es buena noticia, porque ese guajiro es bueno, bueno.”

Crédito fotográfico by designwallah

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5 comentarios en “Víctor Bordón

  1. samuel g, galdon

    APOYO INCONDICIONAL

    Desde este portal gastronomico, quisiera lanzar una bala de oxigeno a dos restauradores con mayúsculas que no están pasando un buen momento.

    Estimados Toño y Jose,
    Caceres siempre será una ciudad pacata y envidiosa. Por mucho que vosotros hayáis colocado esta ciudad en el mapa gastronomico mundial, siempre será una ciudad abrumada por las novedades.
    Por mucho que hayáis realizado un espectacular proyecto hotelero, digno de una gran ciudad, Cáceres, siempre pasa la factura de la incomprensión.
    A pesar de ser uno de los tres mejores restaurantes del país, Cáceres nunca devuelve los favores prestados.
    Si hay veinticinco años de trabajo detrás, es igual, Cáceres no perdona.
    San Mateo Hotel abre una nueva brecha en la sociedad Cacereña… no sabemos si se salvarán los escollos y si algún día podremos disfrutar de él…Cáceres avisa, pero es traidora.

    Ahora los “Grandes” de la ciudad, quieren su parte del pastel. Los marqueses y condeses han visto el cielo abierto.
    Al final a Toño y a Jose, les harán pagar todos los desperfectos de la parte antigua mejor conservada para nada, más oscura, más orinada, más triste, más sombría, más afligida por los dolores correosos del tiempo, más apagada y con menos vida cultural de nuestro patrimonio histórico.

    Quizá tengamos que proponer que lo conviertan en un burdel, casi mejor que un Relais & Chateaux; por que tiene menos costes de explotación, el producto se puede tocar y es lo que le va a una parte antigua sucia y mediocre. Eso sí, al más puro estilo del “Buscón de Quevedo”. Los nobles podían visitarlo, de noche con sus capas cubriéndoles el rostro, amparándose en la oscuridad como hace unos siglos.

    Siento enormemente que no seamos capaces de ver más allá de nuestras almenas. Toño, Jose quizá debisteis valorar las ofertas de Madrid, Barcelona ó Sevilla. Os habría salido más a cuenta que permanecer y luchar por una ciudad que no os recompensa. Vosotros la pusisteis en el mapa, ahora ella os desplaza de esa plaza, la de San Mateo.

    Os deseo que este calvario, ahora que viene la Cuaresma, lo paséis cuanto antes. Os deseo que os dejen en paz y podáis acabar esta maldita obra.
    Y deseo que el caciquismo y la desvergüenza no se apodere de una ciudad que limita los proyectos, no se adecua a los cambios, dormita en los sinsabores del desconocimiento, apabulla a los emprendedores, restringe a los empresarios, cerca la innovación, bordea el catetismo e infravalora los planes de desarrollo.

    Samuel G. Galdón, nacido en Cáceres en 1973
    Cocinero
    Barcelona

  2. Elena

    Oye hermano, pareces Pancho Villa!!! Como te callas los detalles oscuros en casa!!!

  3. Paco

    ¡Joder David! maravillosa historia, no sabía que calzabas tan buena prosa. Yo contaba, que con una buena mesa, buena bebida, mejores habanos y excitante compañia se podía soñar pero te has superado has conseguido el «delirio».

  4. David de Jorge E. Autor

    samuel, acá en este blog amamos y admiramos con todas nuestras amígdalas a los amigos toño y jose y bien sabe cristo que si necesitan una sola gota de nuestro aliento, se la mandamos por SEUR al vacío, en conserva, congelada o esferificada. queda dicho y si alguien les está mortificando en vida, que caiga un rayo y lo parta en dos. me cago en ros! viva el atrio y la madre que sus parió! viva extremadura libre!

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