Vamos al chino

O de un lugar donde la cocina cantonesa es la madre del cordero. Un festival cachondo de veras.

En el barrio farrero de Wanchai, un chino divertido y verdadero con carácter y una estrella en la guía Michelín.

Desde Bilbao a París llegarán en un santiamén, se toman allá una cerveza y cuando les avisen por megafonía, suben al Boeing 777; en un abrir y cerrar de ojos y un par de cabezaditas pondrán los pies en el aeropuerto más virguero de Asia, el Chek Lap Kok de Hong Kong.

Todavía están a veinticinco kilómetros de nuestro destino, así que cojan un taxi que les acerque al Fook Lam Moon, el restorán que hoy les propongo, situado en pleno Wanchai. Lo primero que harán nada más llegar será colocarse los ojos en su sitio, pues el despendole en la carretera es de órdago, los taxis se salen en las curvas y aprietan el acelerador que es cosa fina.

La entrada al local es luminosa, así que cambien la cara de susto tras la carrera y alucinen con la cantidad de Rolls Royces, Bentleys y Ferraris aparcados junto a la puerta; la camorra local y los ricos más pastosos se dejan ver por allá, así que comerán en compañía de la nata más delicada y mafiosa del lugar, no me digan que no es plan divertido.

Tiene tres pisos enormes y está acondicionado y renovado que da gusto, pues no han dejado de servir comida ni un solo día hasta hoy desde 1940, el año de su inauguración.

Advertirán que el cliente local adinerado compite con los amigotes trayendo de casa los vinazos más increíbles, costumbre muy arraigada en la isla que verán por los restaurantes de lujo; botellas de Margaux, Haut Brion, Vega Sicilia, Petrus o Montrachet Domaine de la Romanée Conti, en fin, lean la carta de vinos de infarto y consuélense con cerveza bien fresca, la china Tsing Tao o la japonesa Asahi están bien ricas y acompañan fetén a la cocina cantonesa que es aquí la madre del cordero.

Lo primero que harán nada más sentarlos en la mesa -el servicio es perezoso-, será servirles té de jazmín y toallas calientes; refrésquense la sudorina y relájense, pues arranca el festival más divertido del mundo, la verdadera cocina china que nunca antes probaron.

Tienen delante dos pares de palillos, uno para servirse de las fuentes -la comida no llega emplatada- y otro para llevarse el alimento a la boca.

Empiecen con gamba blanca hervida, acompañada de salsa de soja y chiles picantes y abran boca para la verdadera “rosa púrpura del Cairo”, el cochino lacado estilo cantonés servido con pan al vapor, azúcar y salsa dulce. Verán. El guarro aterriza en la mesa entero, despatarrado, con el pellejo tostado y cristalizado, separado de la carne y dividido en rectángulos tan finos como papel de liar porros; lo comerán con salsa, espolvoreado de azúcar y lonchas de pan al vapor que son una delicia. Cuando menos lo deseen -está buenísimo-, el gorrino quedará despellejado, con la carne a la vista y se lo llevarán para traerlo de nuevo al poco rato, troceado y caliente, mientras dan cuenta de espinacas de agua salteadas, langosta a la cantonesa, pichón salteado con anacardos, arroz cocido en hoja de loto o fideos con ternera blanca y pak choy.

Nunca entenderán el orden del menú y, la verdad, es tontería preguntarlo en un país en el que comen todo lo que vuela que no sea un avión o todo lo que tenga cuatro patas que no sea una mesa. Gocen como enanos y santas pascuas.

Y para terminar, regálense el pudding de mango -postre cantonés por excelencia- o un buen plato de fruta que, por lo visto, llega volando desde Japón y está rica de veras: jugoso melón, sandía sabrosa y una pulpa de mango que justifica ella sola el viaje hasta esta mesa.

El resto de la carta se compone de abalón japonés, sopa de aleta de tiburón con cangrejo y pollo o sopa de nido de golondrina con cangrejo y bambú, además de distintas especialidades de pescados vivos, pollo, cerdo, ranas, verduras, arroz o fideos.

Tienen sucursales en la vecina Kowloon, Shanghai, Shenzhen, Tokio, Osaka y Nagoya.

Fook Lam moon

35-45 Johnston Road

Wanchai, Hong Kong

(852) 2866-0663

www.fooklammoon-grp.com

Precio medio: 100 €

ublicado el 29/05/2009 en el suplemento GPS de El Correo y el 30/05/2009 en el Diario Vasco