Garigarai

El amigo Arnau Estrader tiene nombre de bajista melenudo con muy malas pulgas, de esos que van de gira y tiran de una quinta planta todos los muebles de un hotel de cinco estrellas, pero nada malo hace el chaval más que tentarnos con una de sus hijas putativas, que no es otra que la cerveza que hoy nos ocupa.

Los cerveceros son una especie de secta de muy buen rollo que se pasa el día hablando de las bondades del brebaje que elabora el vecino, y tengo que confesarles que Nerea, novia de Arnau que ayuda en la tasca donostiarra de otros cerveceros llamados Mala Gissona, ¡vaya lío, Monte Pío!, es la responsable de que hayamos probado la Garigarai, que es botellín fresco y pelotudo de veras.

Los técnicos la definen como una cerveza híbrida que aúna dos estilos, el de los brebajes belgas de trigo con cáscara de naranja dulce y semillas de cilantro, y el de las alemanas de trigo malteado que piden a gritos mucha mostaza, codillo de cerdo y montañas de berza fermentada.

La birra es de color rubiales pajizo tirando a blanquito, osea como el típico melenas cachas que entra al agua con su tabla de surf, fresca de pelotas y muy veraniega, con un toque cítrico que recuerda a la flor del limonero, a la flamenca yerbabuena e incluso a la hierbaluisa o verbena limonera, que es un pelotazo sin igual de fragancia y buen rollete.

Tiene poca graduación alcohólica, puedes pimplarte un buen mazo de ellas y la etiqueta es de Galder Izagirre, que los más puestos y modernos del panorama musical sabrán que es el “batera” de los “Berri Txarrak”, que además de aporrear platillos se ha marcado un rollo “gaviota del puerto de Hondarribia” que bien vale otra birra. Ya saben, además del grifo de birra soseras de toda la vida existen cerveceras chiquitas como la de Arnau que se lo curran con ilusión y entusiasmo.

Zarautz Beer Company
Tel.: 678939943
Precio aprox.: 2’4 euros

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